Debe ser una broma

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Un viernes por la tarde YoonGi se encontraba en el escritorio color vino de su cuarto realizando una tesis para su clase de Etnohistoria, lo hacía rápido, pero a la vez preciso con sus palabras, algo que aprendió a hacer desde que en su preparatoria decidió entrar al área de Humanidades. Era alguien de letras ahora, siempre desarrollando su lectura rápida, comprensión al cien y su interpretación con un punto de vista crítico.

Aunque era muy hábil ya para este tipo de tareas todavía le faltaban proyectos y más trabajos que no quería arriesgarse a hacerlos como un desgraciado el último día de chance.

No se podía oír nada de ruido en la casa además de los lápices y bolígrafos resonando en los escritorios de los dos universitarios que habitaban el apartamento, y claro, los cachorros de los mismos jugando con un pedazo de peluche.

Al parecer TaeHyung también tenía muchos deberes, aunque ya no era nada extraño ya que siempre los dos se la pasaban en sus habitaciones tuvieran tarea o no. Se podía decir que no eran muy sociables, no tenían el tiempo, no tenían la necesidad o simplemente no les interesaba conocer al otro, quién sabe.

Lo único que YoonGi conocía de TaeHyung era: Se llama TaeHyung, es de Daegu al igual que él, su perro es Yeontan, estudia algo de artes, no le gusta lavar la ropa entre semana.

Eso era todo, y estaba seguro de que TaeHyung al igual que él solo sabía cosas básicas acerca de su persona.

Lo más que llegaron a pasar juntos fue cuando el dueño del apartamento los quiso conocer a ambos para saber qué clase de personas vivirían en su propiedad. Por qué ni YoonGi ni TaeHyung acordaron vivir juntos, solo fue casualidad del destino.

Necesitaba un poco de aire natural, entonces se dio un pequeño receso estirando sus brazos y posteriormente pararse para abrir la ventana de su cuarto.

Asomó su cabeza de pelo menta y notó que cada vez menos personas se arriesgaban a salir a las calles, gracias a la nueva enfermedad de origen asiático, en su país se habían impartido reglas como no salir a menos que sea muy necesario, solo una persona por familia debe ir de compras, no salir sin mascarilla, reglas y más reglas. Le sorprendía hasta ahora como no habían suspendido las clases en las universidades.

Giro los talones hacía la salida de su pieza y fue hacía la cocina donde su celular reposaba en un estante recargando su batería, al ver que tenía el noventa y ocho por ciento lo desconecto y encendió.

De un momento a otro su móvil se trababa por tanto sonido de nuevas notificaciones, tanto que a YoonGi le dio miedo de que se llegará a descomponer.

Después de un minuto que logró silenciar las notificaciones del aparato notó muchos mensajes en su correo, Kakaotalk, Twitter, llamadas perdidas de sus padres y amigos.

Cuando entró en Kakao un sin fin de mensajes acerca de si estaba feliz, que se fuera a la mierda, que donde quedo el proyecto de Estadística, que todos estaban invitados a la fiesta digital de HoSeok... No entendía una hectárea de mierda.

En su correo vio mensajes formales de su mismo tutor. Escogió el primer mensaje y lo repaso algunas veces, luego el segundo y todos los demás leyendo todo de corrido queriendo responder a sus preguntas. Y ahí lo supo. Lo único que ocurría era que habían suspendido las clases hasta nuevo aviso, bueno, las presenciales, porque los maestros seguirían enviando actividades, vídeos y clases por la pantalla como si los pobres estudiantes no tuvieran vida más allá de la escuela.

Se sintió extraño, lo único en que gastaba su tiempo recientemente era: Trabajar, ir a clases, dormir y comer. Eso era todo. ¿Para que más le iba a alcanzar el día con cinco horas de trabajo y siete de estudio? Solo para sus necesidades fisiológicas claro, pero no había más.

∆CUARENTENA∆ _ "TA€GI"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora