Capítulo 1: La casa del sol naciente

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Martín se despertó cuando el agua de la ducha comenzaba a enfriarse y piel de gallina comenzó a aparecer por sus brazos.

—Maldición...— dijo Martín cerrando la ducha.

Definitivamente entrenar con su padre y hermano a las 4 de la mañana le estaba comenzando a cansar más de lo normal, pero quería agradar a su padre por lo cual no se podía dar el lujo de negarse.

Martín salió de la ducha y enroscó una toalla alrededor de su cintura, tenía tantas ganas de quedarse dormido y no ir a clases, pero no podía hacerlo hoy su colegio tenía un partido de futbol y si no iba tendrían que meter al suplente que en este caso era Valentino, su primo a quien odiaba más que nada, más que al brócoli, más que al sol y más que a su profesora de matemáticas.

Después de ponerse el uniforme, Martín bajó al comedor a desayunar, ahí se encontró con su hermano mayor Zacarías, con su padre y con su madrastra Erika que ya habían comenzado a desayunar.

—Buenos días— saludó Martín apartando una silla para sentarse —¿por qué no me llamaron?

—Te llamé, pero a juzgar por el sonido del agua cayendo y por esos ronquidos tuyos, creo que te quedaste dormido en la bañera, otra vez— dijo Zacarías quitándole la vista a su plato y mirando a su hermano.

—¿Te quedaste dormido?— preguntó su padre mirándolo.

—No señor, solo no escuché que me llamaran— dijo Martín rápido evitando la mirada de su padre.

—Martín ¿entrenar en las mañanas te cansa?— preguntó su padre con el semblante fruncido.

—No padre— dijo Martín.

—Eso espero, esta será tu vida de ahora en adelante, solo mira a Zac lo he entrenado desde que tenía tu edad y ahora es mediocampista del Barcelona, no podría estar más orgulloso de ti— dijo el padre de Martín mirando a Zacarías.

—Todo es gracias a tu entrenamiento padre— dijo Zacarías limpiándose la boca con una servilleta.

—¿Lo ves? sigue los pasos de tu hermano y llegarás alto— dijo su padre.

—Lo haré— Martín sonrió y comenzó a comer su desayuno.

—Ya empezó a seguir sus pasos— dijo Erika —no te lo dije cariño, pero la anterior semana llamó el director a decir que Martín fue coronado como el mejor deportista del colegio justo como Zac.

—¿En serio?— preguntó Zacarías mirando feliz a su hermano —es impresionante, felicidades, hermano ¿Por qué no nos contaste?

—No es para tanto— Martín se encogió de hombros.

—¿No es para tanto?— preguntó su padre —es una tradición en esta familia, yo gané el mismo emblema cuando tenía tu edad y ahora los dos lo han ganado, eso es un gran paso Martín, hoy el mejor deportista de tu colegio, mañana el mejor jugador en un mundial de futbol.

—Eso si logra ganarme— dijo Zacarías —¿y quién ganó el puesto de mejor estudiante?

—Ah, no sé cómo se llama, solo sé que es pelirrojo y que le ganó el puesto a Valentino— Martín sonrió.

—¿Valentino fue candidato para ser el mejor estudiante?— preguntó su padre.

—No es de extrañarse Valentino es brillante— dijo Zacarías —la tía Eliza tiene un cuadro lleno con los exámenes de Valentino y está lleno de dieces por todas partes.

"En algo debía ser bueno ese inútil"

—Conociendo a mí hermano Felipe debió molestarle que al final Valentino no haya ganado nada— dijo Erika.

Hortensias en la azoteaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora