—Martín mira eso— le dijo su madre señalándole una flor.
—¿Qué es eso mami?— preguntó Martín inocentemente.
—Se llaman hortensias cariño, son hermosas ¿verdad?— su madre lo abrazó gentilmente.
—Son muy bonitas ¿te gustan?
—Son mis flores favoritas cariño— respondió su madre.
—Entonces reuniré todas esas floresitas que hayan en el mundo y te las traeré mami, quiero verte sonreír tanto como cuando miras esas flores— respondió Martín abrazando más a su madre.
—Si de verdad quieres hacerme feliz vas a tener que convertirte en un buen hombre ¿lo prometes?— preguntó su madre.
—Está bien, pero ¿Cómo es un buen hombre mami?
—Un buen hombre ayuda a las personas de manera desinteresada, un buen hombre respeta a todos los seres vivos y sobre todo un buen hombre se come todas las verduras que su abuela le pone en el plato.
Martín iba contando con sus pequeñas manos los puntos que su madre le dijo hasta que llego al tercero que no le gusto para nada.
—No me gusta el color verde y esas cosas huelen feo mami— Martín saco la lengua en señal de asco.
—Sí, pero debes crecer y ser igual de grande y fuerte como tu padre y solo lo lograras si comes tus verduras y todo lo que tu abuelita te dé de comer— dijo su madre poniéndose de pie y cargando a Martín en sus brazos.
—¿Cuándo vendrá mi padre a vernos?— preguntó Martin escondiendo su cabeza en el cuello de su madre.
—Pronto cariño— respondió su madre mientras caminaba hacia la casa.
—Siempre me dices eso y nunca viene— dijo Martín —empiezo a creer que no existe.
—Claro que existe mi amor, lo hemos visto muchas veces jugar futbol por la televisión— dijo su madre —vendrá pronto, lo prometo.
—¿Cuándo es pronto?
Su madre lo bajó al piso y se arrodilló para poder ver sus ojos.
—Pronto es la cantidad que tu corazón está dispuesta a esperar a un ser querido, lo cual a veces suele ser mucho tiempo o poco, todo depende de cuánto quieres a esa persona y tú quieres mucho a tu padre ¿verdad?— su madre pegó su frente con la de Martín.
—Sí
—Entonces el vendrá pronto, por ahora vamos a ver la rica cena que tu abuelita está haciendo.
Con pequeños brinquitos Martín fue saltando en dirección a la cocina tomando la suave mano de su madre.
Martín se despertó por el odioso sonido de las aves que venían a tomar agua y a comer de un pequeño recipiente para aves que el pelirrojo había puesto en la azotea. Muchas veces Martín lo había quitado y escondido, pero el pelirrojo siempre lograba encontrarlo, aun cuando lo botó en la basura del patio principal.
Después de desperezarse Martín vio la hora y salió corriendo cuando notó que estaba atrasado.
Hoy finalmente Martín tomaría oficialmente el título del mejor deportista del colegio y lo haría enfrente de todos los alumnos y de su familia que venía a la ceremonia.
—Llegas tarde Almeida— lo regañó el director en su oficina.
"Cállate, me duele la cabeza vieja morsa"
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Hortensias en la azotea
RomanceMartín ha tenido que esforzarse desde pequeño para obtener la aprobación de su familia, fingiendo sonrisas y mordiéndose la lengua para no decir lo que de verdad piensa. Un día la vida de Martín cambia cuando es nombrado el mejor deportista del cole...