¿Qué pasa cuando las luces de Tokyo se apagan y el silencio reina por completo?
¿Cuál es la razón por la que la ciudad que siempre está despierta en Japón deja de hacer ruido?
Y si te dijeran que para volver a ver el mundo como era antes debes jugar...
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Kim Hyun Mi estaba agotada.
Después de haber llegado al hotel Roses resort se había ido a encerrar a una suite que su padre apartó para ella. Al menos le daba algo de privacidad.
Se habían saltado todo el proceso del Check in, pues al ser Kim Taeyang el dueño y CEO del hotel no había necesidad de aquello. La jóven había llegado directo a dormir, no iba a tomarse la molestia de desempacar sus cosas porque le daba pereza, así que lo dejaría para después. En cuanto su cuerpo tocó el suave colchón, sus ojos se cerraron y cayó en un profundo y agradable sueño.
(...)
Cuando la chica despertó el sol se estaba poniendo. Había dormido alrededor de unas seis horas. Menuda siesta. La jóven parpadeo un par de veces y froto un poco sus ojos con sus manos, después, involuntariamente, soltó un largo bostezo. Sin ganas, la chica se obligo a arrastrase por la cama hasta llegar a la orilla de está y acto seguido se levantó.
Se acercó con pasos cortos hacia uno de los tocadores en donde había dejado su bolso y en él rebuscó su teléfono móvil. Cuando lo encontró, lo primero que hizo fue conectarlo a una red de internet y después revisó sus notificaciones. 22 mensajes sin leer y 9 llamadas perdidas de su padre. Mierda.
—¿Y ahora que putas quiere? —preguntó al aire, medio confundida y medio molesta. Lo dejo pasar, apagó su celular y lo lanzó a la cama, Hyun Mi no pensaba devolverle la llamada, si tanto quería hablar con ella le volvería a marcar; y si era un asunto muy importante la iría a buscar (cosa que esperaba, no pasará), y con ese pensamiento, se desvistió y camino al baño para darse una ducha. Hace aproximadamente 15 horas que no se bañaba y no sé sentía cómoda con eso.
(...)
Después de atender sus necesidades en el baño, Hyun Mi se cubrió con una simple bata de seda color escarlata y pidió servicio a habitación. Había ordenado su cena acompañada de un vino Malbec. Esperaba que no tardará tanto, si no, se quejaría con el gerente. Se dirigió a la sala de estar, en dónde prendió el televisor y acto seguido se lanzó al sofá, dispuesta a buscar algo que valiera la pena ver.
(...)
Habían pasado 4 días desde que Hyun Mi había llegado a Tokyo. 4 días que llevaba ignorando las llamadas y mensajes de su padre. 4 días en los que no hizo otra cosa más que disfrutar de los lujos que le ofrecía el resort. Y es que ella se había dedicado a pasearse por todo el lugar, desde la más grande piscina hasta el hermoso e impotente jardín de rosales, para terminar su día poniéndose hasta el culo en uno de los bares de alta gama que incluía el hotel. Su padre le había dicho que disfrutará sus merecidas vacaciones, ¿No? Pues eso era justamente lo que estaba haciendo. Que ahora no viniera a querer reprocharle nada. Él la había provocado.
