Capítulo 19.
Miedos.
Volvió a cambiar de canal. No había nada en la televisión que lograra captar su atención y quitarlo de su profundo aburrimiento.
Se hallaba sentado en el sofá del loft, con las piernas subidas al sillón y con su mano en forma de puño sirviéndole de sostén para que su rostro no cayera hacia un lado por el cansancio.
Era algo extraño que Alec Lightwood estuviera tan cansado en ese momento del día. Sólo eran las cuatro de la tarde.
Pero, el hecho de que a Jace se le ocurriera salir a cazar demonios a las dos de la mañana la noche anterior, haber tardado unas largas horas en asegurarse de que no hayan quedado más inoportunos demonios por los alrededores del lugar y haberse despertado como cada día a las siete de la mañana había alterado un poco su sueño reparador.
Resumiendo, se sentía como si le hubieran pegado diez patadas en el cráneo hasta dejarlo completamente aturdido y confundido.
Comenzó a dejar que sus pesados párpados cayeran para poder viajar al mundo de los sueños cuando la puerta del loft se abrió, sin producir demasiado ruido pero igualmente logrando que Alec volviera a abrir los ojos con confusión.
Magnus entró al departamento con unas cuantas bolsas de supermercado en las manos y con su imponente paso tan característico de él llenando de nuevo de brillo el lugar.
Alec siempre pensó que Magnus era del tipo de persona que podía entrar a un cuarto lleno de gente de todo tipo y, de todas formas, todo el mundo voltearía a mirarlo con total admiración, sin necesidad de que él hiciese nada por ganársela.
Él, en cambio, era del tipo de persona que caminaba por la calle sin que la gente siquiera lo notara. No era muy experto en levantar la barbilla al caminar y causar los pensamientos que quisiera en la gente que quisiera.
No es que se quejara, tampoco.
Magnus dejó las bolsas sobre la mesa con un bufido y soltó un resoplido antes de chasquear los dedos haciendo desaparecer sus zapatos y tirarse pesadamente sobre el sofá al lado de Alec.
-¿Qué la gente ya no sabe lo que es la amabilidad? De verdad que hay gente horrible en el supermercado. Que conste que hago esto porque sé que a ti no te gusta que haga aparecer comida con magia- se tiró el cabello, que lo tenía levantado hacia arriba, hacia atrás con una mano-. Una anciana pasó las ruedas su carrito de compras por encima de mis pies y ni se volteó a pedirme perdón. Otra mujer chocó contra mi brazo y tiró lo que tenía en la mano y parecía que hubiera pasado al lado de una persona invisible. ¡Y a un encargado le pregunté dónde estaban los huevos y me miró como si quisiera tirarme un ladrillo en la cara antes de seguir con lo que estaba haciendo! ¡Se supone que trabajas allí y debes estar atento a los clientes, idiota! ¿Y no puedes decirme dónde están unos estúpidos huevos en vez de mirarme como si miraras comida podrida?
Alec se quedó callado por unos segundos antes de soltar una risita.
-¿Qué es tan gracioso?
-Perdona, pero no puedes negar que es por lo menos un poco divertido.
-No lo creo- Dijo Magnus, tapándose con lo que sobraba de la manta azul que Alec tenía encima finjiendo molestia-. Es increíble que algo tan importante y necesario como la amabilidad se esté cayendo a pedazos a manos de esta sociedad egoísta.
Alec rio más fuerte.
-¿De verdad una anciana te pisó con las ruedas de su carrito de compras?- Dijo entre risas.
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Change My Life~ Malec One Shoots
RomantikAlexander Lightwood siempre pensó que sería la sombra, que nunca nadie se enamoraría de él, que jamás nadie sabría sobre su secreto. Eso claro hasta que vio a cierto brujo con mucha purpurina dispuesto a cambiar su vida radicalmente y poner su mund...