8.

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Un delicioso aroma a pan tostado llegó a las fosas nasales de Draco, arrancándolo del mundo de los sueños, despertando en el momento justo en que Potter comenzaba a tararear una canción que desconocía.

Pero volviendo a lo importante, el aroma a tostadas fue acompañado por el del café. Aspiró profundo aquello, y decidió levantarse. No importaba la hora, sentía que había dormido mejor que la noche anterior.

Al ver el sol afuera, supo que era bastante tarde ¿Y Potter seguía ahí?
Cuando se volvió hacia la cocina una vez más, Harry se había volteado. Tenía una remera blanca con letras de color negro en el centro y un pantalón gris suelto.

— Malfoy—saludó solemne.

— Potter—correspondió el saludo.

— Hice tostadas francesas y café.

El rubio dio una mirada al lugar, había un desorden considerable en equivalencia a lo hecho por el más bajo, pero era su hogar, por lo que no tenía nada que decir.

— ¿Hoy no trabajas?—preguntó casi en un susurro, mientras tomaba una taza y se servía café.

— ¿Por qué preguntas? ¿Quieres que me vaya?

— No, no dije eso—negó de inmediato.

— Entonces quieres que me quede—resolvió al instante, y bebió un sorbo de su taza, sonriendo de lo más divertido.

— Tampoco dije eso—repitió.

Al parecer el-elegido estaba de buen humor esa mañana.

— Es domingo, mi día libre.

Eso significaba que se la pasaría junto a Potter todo el día.
Nunca habían convivido tanto tiempo, no despiertos al menos.
Más allá de ser magos, no tenían nada en común.
¿Qué se supone que harían?
Quizá podrían...

— Potter—lo llamó algo bajo, inseguro aún de exteriorizar su reciente idea. En respuesta, el otro se limitó a producir un sonido con su garganta antes de comer un bocado de su tostada— Soy consciente de lo que pasó, y el riesgo. Pero ya no tolero estar aquí encerrado, ¿Crees que podamos caminar aunque sea al rededor?—solicitó hablando pausadamente, ante la atenta mirada de Harry.

— ¿Me estás pidiendo permiso?

— No, esperaba que pudieras acompañarme. Eres quien conoce el lugar—le corrigió.

El más bajo permaneció en silencio, y dio un sorbo al contenido de su taza, desviando sus ojos de Malfoy.

— Olvídalo, mejor no...

— Luego de almorzar. Deja que duerma un poco más, y veremos qué se puede hacer—habló el azabache, dejó su taza y comenzó a irse. Se detuvo a medio camino hacia su cuarto, y habló sin voltearse— No podré hacer nada si nos atrapan—advirtió, y se fue a su habitación.

Por su lado, Draco permaneció en su lugar. Sentía que de algún modo había puesto de mal humor a Potter, y eso no era conveniente para sus intenciones exploradoras.
Terminó su desayuno, y comenzó a limpiar todo el desorden dejado por el dueño de la casa. En eso estaba, cuando un pequeño y peludo ser lo distrajo, pasándose por sus piernas.
El rubio sonrió, y le brindó caricias en el lomo.

— También es hora de que tú comas algo—habló al felino, y fue hacia la heladera para buscarle alimento.

Mientras el visitante de cuatro patas degustaba lo preparado por Draco, éste se encontraba a su lado, acariciándolo con parsimonia a lo largo de su espalda.

— Qué fácil debe ser tu vida. La vida humana está llena de deberes, responsabilidades y problemas, y todos son como cabezas de hidras, te deshaces de uno y surgen dos más.

Harry Potter y Un Futuro Diferente. | Harco +18 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora