Harry Potter y Un Futuro Diferente. | Harco +18 |

3.

En algún momento de su vida, Draco había desarrollado la habilidad de saber cuando estaba en problemas. No recordaba el momento exacto, pero era conocedor de que así era, ya que desde que tenía memoria, huía a tiempo de todas las situaciones peligrosas que se le presentaban, incluyendo huir de sus padres de vez en cuando.
Es por eso que se dio cuenta desde el primer segundo en que vio a esos sujetos, que estaba en problemas.

Eran más altos que él, fornidos, y con expresiones para nada amigables. Uno era de cabello castaño, tes clara, y vestía una camiseta oscura, con sus mangas arremangadas, dejando ver unos antebrazos muy trabajados, y llevaba pantalones negros, al igual que su calzado.
El otro tenía el cabello negro y la tes algo más oscura, una remera sin mangas de color blanco, que también permitía ver los músculos de sus brazos, un pantalón azul y calzado también negro, y en uno de sus brazos tenía un dibujo, como si fuera la marca tenebrosa, pero en otro diseño.

Miró a sus lados, las calles estaban vacías, y ocasionalmente pasaba algún vehículo muggle, pero sabía que ninguno se detendría.
Su pulso comenzó a  acelerarse, sentía en primer plano el golpeteo de su corazón en su pecho, y su respiración se le había dificultado.

— ¿Te refieres a mí?—preguntó en tono firme, quizá si veían que no tenía miedo, le dejarían en paz.

En su mente tenía lógica que se aprovecharan de alguien débil, y buscaran fastidiarlo. Él también lo haría -mejor dicho, lo había hecho. Bueno, quizá sí lo haría de nuevo-.

— Bueno, es claro que sí, lindura ¿A quién más sería?

¿Lindura?
¿Le habían llamado lindura?
¿No veían que era un hombre?
¿No habían escuchado bien su voz?
O quizá... Sí lo habían hecho...
Se sintió algo más ansioso que antes, buscando una salida.
Sólo eran dos, pero estaban muy cerca.

— Vaya rostro bonito que cargas, debes ser una nueva puta que trabaja aquí—comentó en tono primero enfadado, y luego burlón— Ven con nosotros, te pagaremos mejor—ofreció el de camiseta negra.

— ¿De qué mierda hablas? Mejor lárguense—soltó confuso, pero firme, arrojando la carpeta a un lado, y tomando una postura más desafiante.

— ¿Te haces el difícil? Bien, me gusta así—dijo con una sonrisa macabra en sus labios— Seremos justos, uno contra uno, te cedo el primer golpe lindura, en unos minutos te tendré gritando mi nombre.

Ese comentario repugnó a Draco, al punto de hacerlo enfurecer, y sentirse lleno de rabia. Eso no iba a pasar.
Por suerte, sus exigentes y a veces algo crueles padres, entre tantas clases inútiles como piano y cocina, también le habían hecho tomar clases de defensa desarmado.
Se paró listo para pelear, aguardando el inminente ataque de ese par tan desagradable.

Pero, a pesar de su naturaleza repudiable y quizá bestial, cumplieron con la palabra del que había estado hablando, pues fue el único que se acercó, con claras intenciones de pelear.
Avanzó seguro y con sus puños abajo, confundiendo un poco a Draco. Se supone que uno no se acerca así a su oponente.

— Dije que te cedería el primer golpe, pequeña zorra, anda. Aquí te espero—finalizó a la par que detenía sus pasos, quedando frente a Malfoy.

Sin dudar, Draco se propuso aprovechar la actitud altanera y de un completo imbécil que tenía ese individuo, y no dudó en ser quien lo golpee primero.
Tenía mucha ira y enojo contenido, sumando frustración y hartazgo. Todo ello lo llevó a ese impulso.
Su puño impactó contra el mentón de aquel sujeto, haciendo que su rostro se girara hacia la izquierda.

— Buen golpe—comenzó el despreciable hombre que estaba ante sus ojos— Pero no es suficiente—finalizó.

Sintió entonces un manotazo en el lado derecho de su rostro, y lo siguiente que percibió, fue cómo se estrellaba contra el frío piso.
Permaneció inmóvil apenas unos segundos, y trató de levantarse, lleno de furia, dispuesto a no detenerse en un golpe simplemente, pero esa montaña de músculos se le abalanzó primero, haciendo que ambos forcejearan en el suelo.
Proporcionalmente hablando, era más probable que ganara el imbécil que tenía encima, pero de ninguna manera se resignaría, iba a pelear.