4.

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Con el largo historial de situaciones que le hacían poner extremadamente nervioso y/o ansioso, Draco sabía que debía tener el control en su expresión y respirar, para no demostrarlo en absoluto. Mayormente triunfaba en ello, pero en ese momento estaba casi temblando ante la pregunta de Potter, con la mente en blanco.

— Como te dije, pasaron cosas Potter.

— ¿''Cosas''? Explícate, Malfoy—inquirió confuso.

— No tengo por qué hacerlo—soltó de golpe, totalmente a la defensiva.

— Yo creo que sí. Estás en mi casa, muy lejos del mundo mágico, con un archivo que tiene información mía de un seguimiento. Así que creo que sí, ¿Eres auror ahora, piensas llevarme de regreso o qué?

De hecho, tenía razón el cuatro ojos, con esa lógica, y en la situación en que estaba, lo mejor era contar al azabache cómo había terminado en eso. Frunció sus labios y cejas unos segundos, pensando qué podría responder, o mejor, cómo empezar su relato, pero no estaba seguro.

— No soy auror—comenzó a hablar, viendo hacia abajo y teniendo las manos inquietas, apoyadas sobre sus piernas— Sí trabajo para el Ministerio, y me encomendaron encontrarte. No tengo mi varita, y aunque la tuviera, sé que no podría llevarte por mi cuenta, no soy tan estúpido.

— Mierda, Malfoy—dijo mirando aún la carpeta en sus manos— Sí eres estúpido, porque ni bien salgas por la puerta, me iré de aquí.

El rubio permaneció en silencio. Sí había sido estúpido contarle aquello.
No tenía cómo regresar, ni era seguro que lo hiciera. Perdería el rastro de Potter, y sin la oportunidad de ser profesor en Hogwarts, aunque eso no era lo peor que podía pasarle. Teniendo en cuenta las actitudes de todos en el Ministerio, bien podría terminar en Azkaban por cualquier motivo, si ya no les sería útil.
Un nudo se formó en su estómago, haciendo que se sintiera terriblemente mal.
Debía haber cumplido totalmente con su deber, y así se hubiera ahorrado ser una marioneta del Ministerio, y todo lo que había tenido que afrontar al menos el último año.

Pero era tarde, y estaba acorralado.
¿Qué se supone que debía hacer en ese momento?
Podía...

— ¿Por qué trabajas? Se supone que tu familia es rica—la voz de Potter lo arrebató de sus pensamientos, regresándolo al ahora.

— Porque pasaron cosas—repitió, frotando sus ojos con la parte baja de las palmas de sus manos. Se estaba estresando— Ya nada es como antes, el Ministerio es cada vez más autoritario, y como ex-mortífago, me tienen en la mira.

— Así que no pudiste negarte—resolvió Harry, y luego comió un bocado de su porción de pizza.

El rubio le dirigió la mirada, y notó que el otro lo observaba expectante mientras masticaba, como un niño al que prometen un cuento antes de dormir.

— Desde que Granger renunció a ser Ministra de magia y se hizo a un lado... Todo ha ido empeorando.

— No es culpa de Hermione, Malfoy. Un grupo de mortífagos como tú eras, y que escapó del Ministerio mató a sus padres—vociferó molesto, cambiando su expresión a una que demostraba total y absoluto desprecio, rencor, y hasta odio.

— Y ese es el pensamiento que tienen ahora en el Ministerio. Soy un ex-mortífago, así que no soy confiable.

— ¿Dices que deberían confiar en ti?—inquirió con burla, realizando una mueca que hacía honor a su tono de voz.

— No importa lo que yo diga o piense—habló resignado y con la voz apagada.

El más alto miró hacia la comida que yacía sobre la mesa, meramente para no observar directamente a Potter; y tener sus ojos en algún punto, ya que no estaba viendo realmente.
Potter, por su lado, terminó de tragar su alimento y limpió su boca, con una expresión difícil de descifrar, la cual variaba entre pensativa y nostálgica.

Harry Potter y Un Futuro Diferente. | Harco +18 |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora