En donde cinco mejores amigas son conocidas por tener la peor reputación en todo el pueblo. Solo se tenían la una a la otra y era todo lo que necesitaban para ser felices... Hasta que unos chicos entraron a sus vidas para cambiarla por completo y ah...
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Maddie.
Ese día desperté sintiéndome completamente ansiosa y todo debido a las pastillas que estaban en el bolsillo de mi pantalón.
Sin embargo, no fui la única. A bastantes cuadras de mi casa, Lilia despertó confundida y gritando. Otra vez.
Lilia Buckingham, la personas más pura y complaciente que conozco. Fue la primera persona en ser amable conmigo cuando entré a la escuela. No nos hicimos amigas inmediatamente porque en ese entonces, Lilia pertenecía al grupo popular. Sí, ya había una estúpida pirámide social en la escuela a nuestros 11 años; pero hablaremos de eso después.
Lilia fue recibida en el coche a varias esquinas del hospital. Todo debido a que sus papas se habían puesto a discutir y no lograron llegar a tiempo. Al cumplir su primer año, sus papas se casaron. Tristemente, fue algo que lamentaron años después porque cuando Lilia cumplió siete años recibió el peor regalo del mundo...
—Lilia, tenemos que hablar cariño. Su papá la sentó en el sofá del centro mientras que él y su esposa se sentaban de frente.
—¿Cuál es el caso en decirle? Es una niña, no lo va a entender— su madre le reprochó a su esposo.
—Estás subestimándola, claro que lo entenderá... Lilia, cariño, nosotros hemos decidido que... pues... primero que nada, esto no tiene nada que ver contigo y...
—Nos vamos a divorciar ¿entiendes?— su madre soltó sin rodeos —Papi y mami ya no estarán más juntos porque papi es un borracho inútil e irresponsable que no puede conservar ni un trabajo por dos días...
—¿Qué te pasa?— él gruñó mirándola furioso. —¿Podrías haberlo dicho de una peor manera? ¡Es solo una niña!