Clown | Minsung ⇢ Traducción

1era noche

Tenía los ojos cerrados. Podía escuchar los gritos ahogados y las risas, cuando los cuchillos golpeaban la superficie de madera, haciendo una mueca de dolor cuando uno de ellos atravesó el traje e hizo un pequeño corte.

Sintiendo una lágrima rodando por su mejilla pintada de rojo, apretó los puños. No se derrumbará. No esta vez.

Las cuerdas que ataban todas sus extremidades a una rueda se estaban volviendo demasiado incómodas, haciendo que sus muñecas ya llenas de cicatrices le dolieran y enrojecieran.

Abriendo lentamente los ojos, se encontró con la mirada del hombre frente a él. Zonifico a todos los espectadores y sólo se concentró en él, ya que el último cuchillo fue lanzado, aterrizando ni siquiera a una pulgada de su cara.

La malicia atravesó el rostro del hombre, antes de desaparecer y formarse en una cálida sonrisa cuando se dio la vuelta para recibir los aplausos de la audiencia.

"Esta fue la última actuación de hoy, gracias a todos por venir, ¡espero que lo hayan disfrutado!" exclamó e hizo una reverencia, permaneciendo en esa posición hasta que la última persona se fue.

"¿P-papá?" el chico habló débilmente, con la cabeza gacha por lo cansado que se sintió de repente.

El hombre se dio la vuelta rápidamente, solo una mirada de odio llenó sus orbes negros.

"Eres un inútil, Jisung. Te veías como un completo idiota", dijo sin emoción alguna. Sin arrepentimiento, sin sentimiento. Sólo había oscuridad llenando su corazón podrido.

"P-por favor, papá... No-"

"¡No me llames así, vaca tartamuda!" gritó el hombre. "Te dejaré así toda la noche; no tendrás comida durante dos días. Ese es tu castigo. A menos que quieras seguir siendo un mocoso y lo empeoraré."

Jisung no pudo contener las lágrimas ahora. Todo su cuerpo temblaba de miedo y dolor, sus ojos se abrieron como platos. Simplemente negó con la cabeza cuando un pequeño sollozo escapó de su boca.

El hombre se acercó a él lentamente, acercándose lo más posible. "Me disgustas tanto que quiero vomitar con sólo mirarte", susurró y le escupió a la cara.

Jisung no se atrevió a decir nada; cerró los ojos con fuerza, sólo escuchando mientras los pasos de su padre se calmaban. La tensión abandonó su cuerpo y finalmente pudo relajarse, al menos un poco.

Ahora se permitió llorar por completo. Sollozó y sollozó, se sintió así durante mucho tiempo. Las lágrimas que se mezclaban con la pintura corrían por su rostro y cuello, dejando rastros rojos detrás de ellos. Llorando tan fuerte que ya no podía respirar, le dolía tanto la cabeza que se sentía como si estuviera a punto de explotar.

"Oye", se escuchó una voz débil desde el exterior.

Jisung se detuvo de inmediato, aunque las lágrimas seguían fluyendo. Miró a través de la entrada de la tienda roja y blanca hacia la noche oscura y no vio nada. No podría haberlo imaginado, ¿verdad?

"¡Oye!" ahí estaba de nuevo.

Sintió que el miedo aumentaba de nuevo en la boca de su estómago, al ver a un chico de cabello negro entrando vacilante.

Jisung se movió hacia atrás, plenamente consciente de que no podía moverse. Todavía estaba fuertemente atado a la rueda de madera.

"¿Estás vivo?" preguntó el chico, pero el más pequeño simplemente parpadeó, sin decir nada.

"Estuve en la actuación de hoy...", continuó. "Vi lo que ese hombre te hizo después, pero no sabía cómo acercarme a ti... Soy Minho. Te desataré ahora, ¿de acuerdo?"

Minho no esperaba que salieran palabras del otro chico, así que se acercó lentamente a él y comenzó a deshacer todas las cuerdas que le impedían moverse. Jisung no protestó en absoluto, todavía estaba congelado.

"Tu nombre es Jisung, ¿verdad? Es realmente bonito", dijo el chico con una cálida sonrisa. No era como esa sonrisa falsa que llevaba su padre. Esto fue genuino; hizo que el atractivo rostro de Minho se viera aún mejor.

"G-gracias", susurró el más pequeño, tan silenciosamente que apenas se podía escuchar.

"¿Por qué te dejó así?"

"Él... Él s-siempre ha sido a-así". Jisung se sentó después de que Minho tiró la cuerda y abrazó sus rodillas, apretándolas contra su rostro.

"¿Está abusando de ti?" los ojos del otro se agrandaron. "¿Por qué sigues aquí entonces?"

"No puedo irme." Suspiró, haciendo una mueca de dolor cuando la tela de su traje rozó una de las heridas recientes.

"Oye, ¿estás bien?" Minho preguntó, extendiendo su mano. Jisung saltó ante el toque repentino, pero se relajó después de mirar el rostro del hombre mayor. Parecía preocupado, concentrado. Algo que no ha visto en la cara de nadie durante mucho tiempo.

"Puedes confiar en mí", agregó Minho.

"Bueno."

Se arremangó ambas mangas, revelando todo. Las cicatrices, más antiguas y más nuevas. Cubrían casi cada centímetro de sus brazos y muñecas, algunos más profundos que el otro. Podía escuchar el silencioso jadeo de Minho que, por alguna razón, contenía tanto dolor.

"¿Él hizo todo esto?"

Jisung sólo asintió, sintiéndose tan pequeño bajo la mirada del pelinegro. Dejó que los tocara, los examinara, los acariciara suavemente.

"Por favor, huye conmigo. Sé que no me conoces y no te conozco, pero se siente mal dejarte aquí con ese monstruo."

"Te lo di-dije, no puedo."

Compartieron una última mirada antes de escuchar algunos ruidos fuera de la tienda.

Minho vaciló, pero entendió el deseo de Jisung. Agarró las cuerdas y rápidamente, pero suavemente, lo ató de nuevo a la colorida rueda de madera.

"Voy a volver", susurró y salió corriendo.

Hermosuras, aquí les dejo una imagen para que se hagan una idea de cómo es la rueda a la que está atado Jisung, sólo por si no lo pueden imaginar o no saben qué aspecto tiene esto.