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⩩ - Minho es el único rayo de sol de Jisung -
Donde Jisung nació y se crió en un circo
con un padre abusivo y una madre enferma,
y Minho lo ayuda a comenzar una nueva vida.
...
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Después de la actuación de ese día, las cosas no se sintieron tan mal. Durante todo el tiempo que su padre estuvo lanzando cuchillos no muy lejos de su cuerpo, sólo pensó en Minho.
Sobre sus conversaciones, sobre lo agradable que se sentía el toque de Minho.
"¡Oye chico! ¡Ve a cuidar a tu madre, no lo volveré a hacer!" Una voz de una de los bailarines que conocía, Lucy, lo devolvió a la realidad mientras se sentaba apoyada en su remolque.
"¡Ya... Ya voy!" gritó en respuesta. Hacía bastante frío, pero aún así era una noche cómoda, todos los artistas estaban preparándose algo para cenar, principalmente con cosas que salieron a comprar el día anterior.
El estómago de Jisung básicamente le rogaba que lo llenara por completo, al menos esta vez.
Se acercó al grupo donde estaba Jimin, parada alrededor del fuego, acababan de terminar de cocinar un poco de sopa.
Tenían cuencos de cerámica y cucharas viejas que han estado usando durante años. Es difícil mantenerse higiénico cuando viajas tanto, pero a lo largo de los años, ellos tuvieron sus técnicas.
"Hola Jisung," saludó Jimin, mientras que los demás solo le miraban disgustados.
"P-¿puedo tener un poco... Para mí y mamá...?" susurró tímidamente.
Jimin miró al jefe, su padre. Los miraba con expresión ilegible desde el otro lado del campamento.
Todos le tenían miedo, pero en su mayoría interactuaba con ellos sólo en asuntos profesionales. No significa que no pudiera enojarse con ellos, él era el dueño después de todo.
Asintió, ya que el castigo de Jisung debería haber terminado hoy.
Jimin le sonrió, antes de verter la sopa en dos tazones vacíos, dándole dos cucharas y un poco de pan también. Casi no pudo sostenerlo todo a la vez.
"¡Gracias!" le devolvió la sonrisa, dejando escapar por un segundo al descarado chico que se suponía que era.
Luego apuntó rápidamente al remolque de su madre, abriéndolo con el codo mientras sus manos estaban ocupadas.
"Buenas noches", dijo, dejando la comida en la mesita junto a la cama de la mujer. Ella no lucía igual, si no peor. Olía un poco y sus sábanas estaban cubiertas de orina seca.
Casi lloró al verla, pero trató de mantenerse fuerte.
"Mamá, ¿estás... Despierta?" preguntó gentilmente, ya que sus ojos estaban cubiertos de cabello. Su pecho se movía, estaba viva. Le apartó el pelo de la cara y la ayudó a sentarse.
Ahuecando su rostro, esperó pacientemente a que reaccionara.
"Creo que vienen por mí", susurró.
"¿Quién viene por ti?" respondió pacientemente.
"Ellos. Las personas que mataron a mi mejor amigo. Ellos también me quieren. Tienes que creerme."
