Cuenta la historia, hace mucho tiempo, de la existencia de una niña blanca como la nieve. Tanto su piel y su cabello como sus ojos poseían una gran falta de melanina.
Provenía de una familia pobre. Sus padres buscaban trabajo donde podían encontrarlo para poder enviar a esta bella niña al colegio, para que pueda tener una educación decente y crezca como cualquier otro niño en el pueblo.
La niña, decía querer ayudar a sus padres. Ofrecía a su madre trabajar como sirvienta en alguna casa de un gran señor con familia o en lavar prendas de ropa a cambio de dinero con el fin de ayudar a sus padres, quienes se negaron rotundamente.
Al cumplir los 10 años, esta niña, camino a su escuela, se encontró con llamativos pedazos de tela azul brillante y puntillas. Le llamaron la atención al ser trozos tan grandes, por lo que decidió recogerlos y estilizar su propia prenda.
Sin comentar a sus padres, al llegar a su pequeña choza, se sentó en la máquina de coser y comenzó a unir los pedazos de tela, uno por uno, dando como resultado un bello vestido digno de princesa. Lo guardó en su cajonera, orgullosa de lo que había hecho, y esa noche soñó que todas sus vestimentas se transformaban en bellos vestidos de ese color que tanto amaba y que, curiosamente, se asemejaba al color de sus ojos.
Al día siguiente, su padre llegó con la noticia de haber recibido mucho dinero en recompensa de uno de sus trabajos. Su madre lo felicitó y declaró haber recibido un notorio aumento en su trabajo debido al buen humor de su gran señor.
La niña, contenta, decidió vestir su gran diseño anterior como celebración ante tales buenas noticias. Sus padres, asombrados de su trabajo en telas para crear tan bella prenda, decidieron que también podría rediseñar sus prendas para que puedan trabajar con mejores y presentables ropas.
Los días sólo fueron mejorando y, con el paso del tiempo, reconocieron a sus padres como personas trabajadoras que ofrecían sus enseñanzas a aquellos que necesitaban de un empleo para mantener a sus familias, y a la bella niña como la más extravagante y hermosa jamás vista en el pueblo.
Desde entonces, se rumorea que cada vez que un niño dice jugar con una bella niña de ojos claros como el cielo, acompañada de un bello vestido azul, y de pieles y cabello blancos como la nieve, la abundancia y la prosperidad se encuentran en camino.
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