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Cuentos de Jaz y Tin

Cuentos de Jaz y Tin

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~Juguetes Perdidos~

-¿Podemos volver a casa?-. Jazmín se aferraba al brazo de su hermano mayor con fuerza. Sus ojos observaban cada objeto de manera paranoica, asustada.

-No seas cobarde-dijo Martín, iluminando el lugar con la pequeña linterna de juguete-. Es sólo una casa caída a pedazos. Si escuchas algo, seguro es una rata.

Entraron al lugar, mirando por dónde caminaban y sus alrededores. Las telarañas, el polvo acumulado y la madera podrida de algunos muebles decía mucho sobre el abandono.

-¿Eso es una vela?-. Jazmín señaló un librero con pequeñas estatuas de cera. Junto a ellas, se veía una vela encendida.

-¿Crees que mamá la haya encendido?-cuestionó Martín, pasando saliva. Estaba a segundos de correr hacia la puerta por la que habían ingresado, olvidando por completo la muñeca de su hermana que su amigo había arrojado dentro.

-¿Por qué lo haría?-. Sus ojos se cruzaron, compartiendo el poco coraje que tenían para seguir con el trayecto.

Se acercaron a la estantería, notando a la muñeca sentada junto a las figuras. Jazmín, aterrada, no quería tomarla. Sí, era su muñeca favorita, pero era capaz de lanzarla lejos ante cualquier movimiento que hiciera en su cuenta.

-¿No la tomarás? Quiero irme-. Martín chocó de espaldas con la menor, iluminando el trayecto que habían tomado. Pudo notar debajo de la cama uno de sus muñecos de goma, de esos con los que jugaba de más pequeño-. ¿Qué hace aquí? Creí que lo había perdido-. Se alejó de Jazmín, queriendo revivir aquella época con su juguete, pero fue tomado por pequeñas manos, lo que frenó sus pies de seguir avanzando.

-¿No te asustan estas figuras? Siento que me observan...-mencionó la menor, mirando fijamente las estatuas de cerca. Tomó su muñeca de un arrebato, girando en su eje para encontrar a su hermano petrificado de espaldas.

-Salgamos de aquí. Ahora, Jaz-. Volvieron por el mismo camino, notando diminutas huellas de manos y pies en el polvo del lugar.

Tal vez, las historias de su hermana mayor de duendes robando cosas, no eran sólo historias.

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