Capítulo II
- No huyas -Comenzó a acercarse. Yo estaba impactada, aterrada, la expresión en mi rostro dejaba claro que no podía procesar lo que veía ¿Qué estaba pasando con mi vida? Aunque quisiera no podía moverme.
- Simplemente escucha -Y no me quedaba alternativa, me encontraba en un lugar lejano y desconocido sola, con una chica físicamente igual a mi y otro chico que anteriormente me inyectó anestesia directo al cuello.
Esta mujer, la otra yo, me tomó del antebrazo y llevó a un área alejada dentro del patio dónde se encontraban Isaac, un hombre y una mujer sentados en silencio. Podía sentirse el nervio alojado en cada uno de nosotros. Al llegar con ellos se colocaron de pie sonriendo, lo cual me asustaba aún más.
- Mi nombre es Ateş, soy tu hermana -Dijo la chica que antes me llevaba del brazo y tomó un lugar frente a mi.
- Isaac, como ya te mencioné, tu hermano -Siguió el chico al que ya le temía.
- Soy Vespre, tu padre -Dudó en tomar mi mano, finalmente no lo hizo y solo se sentó.
- Daurat es mi nombre, Clarisse preciosa hija mía no tienes idea cuanto te he extrañado -Soltó con lágrimas en sus ojos, sonriendo y abrazándome sin titubear.
- La familia Capri, aquí somos bastante importantes y reconocidos, tu eres nuestra primera hija y quien seguirá extendiendo el legado junto con nuestro apellido Clarisse. Eres parte de esta familia, debes conocer tu historia y nutrirte de lo que somos para que puedas empoderarte y liderar. Nos equivocamos al alejarte, no volveremos a repetirlo nunca más. Te lo prometo Clarisse -Contó el señor Vespre.
La señora Daurat me rodeaba con sus brazos y eso era lo único que me mantenía de pie en ese instante, ni siquiera podía creerles pero de igual forma mi estabilidad mental se había perdido.No sabía que estaba sucediendo, éstas personas se presentaban como mi familia y era notable el parentesco físico lo cual perturbaba y mareaba mi mente ¿Estoy drogada? Había un desorden de sentimientos y pensamientos revoloteando dentro de mi, no tengo idea de qué hacer.
Tal vez fueron los nervios, el miedo, la confusión o la caravana de sentimientos que me atravesaban, sin planearlo ni pensarlo estallé en carcajadas logrando que la señora que antes me abrazaba ahora de pasos hacia atrás mirándome confundida, al igual que el resto.
- ¿Crees que es un chiste? ¡Te han querido aquí por años! -Dijo molesta la chica señalando a los adultos.
- Déjala, es una reacción -Dijo la señora limpiando sus propias lágrimas.
Me estaba riendo frente a ellos, y ni siquiera sabía por qué o cómo detenerlo, tenía miedo y estaba muy nerviosa por dentro. Solo quiero despertar de todo esto y volver a casa.
- Somos lo que te queda -Comentó Isaac.
- No puedo creerles nada -Logré formular con voz rota, dejé de reír, una lágrima solitaria recorrió mi mejilla derecha y sentí que estaba por estallar. Corrí de allí
- Podemos probarlo -Dijo Daurat- No te dejaré ir otra vez, hija.
- ¡MAMÁ ESPERA! -Distorsionado, escuché a Isaac.
¿Qué está sucediendo? Mi mente da vueltas intentando crear algo conciso, siento frío por todo el cuerpo y el oxígeno me ahoga. Intento hablar sin tener éxito y en su lugar solo consigo graznar casi inaudiblemente, intentando moverme caigo una y otra vez sobre lo que se sienten como ramas secas. No puedo abrir mis ojos, no veo nada.
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Cuervo Dorado
FantasyEra notable el pánico en sus ojos, no se habían percatado hasta ese momento. Sin una no podría vivir la otra, porque eramos una misma.