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𝑫𝒆 𝒖𝒏𝒐𝒔 𝒄𝒐𝒏𝒆𝒋𝒐𝒔

𝑫𝒆 𝒖𝒏𝒐𝒔 𝒄𝒐𝒏𝒆𝒋𝒐𝒔

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Y bueno, ¿Qué era el amor?

No lo podía comer, o eso creía.

Tampoco estaba muy seguro que era todo lo que encuentra en las películas que Itadori lo invita a ver; no iban con su personalidad, y en todo caso, era representado de una forma más soberbia y exagerada que real, pero... ¿qué era un amor real para él?

Quien sabe y la definición correcta que Fushiguro buscaba ya había sido encontrada cuando se volvió piedra y perdió su voluntad ante los ojos de Itadori, la peor opción para enamorarse en todo el mundo cuando es el único portador de Sukuna. En el primer momento, en aquel entonces, pudo haber caído dentro de las mil olas que se levantan furiosas todos los días en los labios de Yuuji, que liberan su voz desconocida en toda la extensión del firmamento.

Seguramente la respuesta a la pregunta que se implantó en su mente esa mañana en la escuela ya la había encontrado y solo faltaba reconocerla siguiendo sus pistas, pero por alguna curiosa coincidencia, ya se encontraba en algo similar a lo que uno podría llamar problemas.

Se había propuesto aclarar esa duda, además de desentrañar la razón que se empeñaba en ignorar y que a veces le hacía pensar que de entre todos los hombres del mundo, él era el único que podía ser el correcto para Itadori. Algo dramático e irreal como las películas románticas que tachaba de exageradas, pero no podía evitar sentirse de tal forma cada que encontraba despistado al castaño claro y a la lejanía podía disfrutar de su hermosa imagen sonriendo a otros o bromeando tan feliz, como si fuese la digna representación de la luz y el bien dentro del mundo.

Itadori era para Fushiguro ese punto de luz al que no tardó en desear alcanzar y proteger con todas sus fuerzas; tenerlo entre sus manos, acercarlo a sus labios y besarlo con delicadeza y esperanza a encontrar la cúspide de sus inviernos a su lado y apagarse en sintonía.

A veces quería que sus palabras lo alcanzaran y abrazaran para entender lo que ardía dentro de su pecho.

A veces sentía celos, creyendo que era normal entre amigos, pero observaba a Nobara o cualquier otro compañero que no fuese Itadori y sin culpa alguna, le daba igual. No podía importarle menos, pero si luego pensaba en el portador de Sukuna, en segundos ardía en una rabia infundida por unos celos desconocidos.

Por eso llegó a esa conclusión tras haber probado más de una teoría, necesitaba entender lo que podía significar el amor y tras eso, descartarlo o bien, investigar todavía más temas; sobre cómo identificar ese sentimiento y encontrar a la persona a la que va dirigido.

Para este punto y desde la perspectiva de todos en la escuela de hechicería, tanto Itadori como Fushiguro estaban perdiendo tiempo intentando actuar como un par de idiotas que prefieren pensar que sufren de un nuevo cáncer a creer que pueden gustar el uno del otro. Satoru había propuesto apostar, pero todos se negaron a ello; no era tema de juego, aunque la expresión de Nobara no decía lo mismo.

De un amor ━ Itadori Yuuji × Megumi FushiguroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora