En los días posteriores a la visita al médico, Tibau no presentó señales de dolor o infección. Sin embargo, tampoco se encontraba del todo bien. Seguía relativamente callado y distante, algo que no era típico en un niño tan jovial como él. En vistas de la situación, Taka se sentía impotente, sentía que hizo todo lo que pudo y aun así no estaba pudiendo proteger al pequeño. Y dentro de tantas dudas, ella nuevamente había olvidado protegerse a sí misma, lo cual ya era habitual. Con su mente centrada en el chico, ella perdió la noción del tiempo, había olvidado bañarse, comer y hasta prestarle atención a cosas básicas de la vida, como tener cuidado con los accidentes. En una ocasión en que ella estaba cocinando con el fuego de la estufa prendido, fue la gata gris y blanca la que con un mordisco en la mano de la niña hizo que esta volviera en sí y quitara su mano de la estufa prendida antes de tener quemaduras graves. Pero Tibau seguía extraño, y mientras él estuviera así, ella no volvería a estar bien.
Una mañana en la que el niño dormía tranquilamente, la chica decidió tomarlo en brazos y salir a visitar a una vecina que tiempo atrás le había regalado ropa y sábanas que ya no usaba, y le dijo que tanto ella como Tibau eran bienvenidos en su casa cuando necesitaran algo. Esta mujer llamada Isal, de poco más de veinte años de edad, tenía un aspecto diferente al resto de la sociedad. Vestía ropa de tipo hindú, llevaba cabello largo color castaño claro, y todo lo relativo a su forma de ser e incluso de hablar era muy tranquilo y pacífico. Poseía una cierta lentitud, como si viviera plenamente en ese momento y lugar, sabiendo observar y procurando disfrutar cada segundo de su existencia.
Así Taka, luego de golpear a su puerta y entrar en su acogedora casa, decorada con mandalas, manteles de finas telas de colores, y aroma a sahumerio, accedió a narrarle lo sucedido a su vecina mientras ésta le preparaba una taza de rico chocolate. Luego de escuchar atentamente lo que la niña tenía para contarle, la mujer la miró a los ojos y le dijo en un tono armónico y asertivo que al haber hecho todo lo posible por los medios tradicionales de la medicina y viendo que sus resultados aún no eran del todo certeros, el niño debía intentar tener una sesión de reiki.
- ¿Reiki? - preguntó la niña alzando una ceja, sin poder controlar el tono de asombro y desconfianza que salía en su voz. - Pero... ¿eso no es llamar fantasmas? ¿Y que vengan y hagan cosas malas? - Ella definitivamente no quería exponer al pequeño niño a semejante riesgo.
- Exactamente... lo contrario a todo eso... - dijo Isal con una sonrisa pura y sincera. Ella conocía los prejuicios que rondaban la cultura occidental respecto al tema, y no podía culpar a una niña por tener preconceptos erróneos que había heredado de los adultos y los medios de información, al igual que la gran mayoría de las personas.
La vecina, amablemente explicó a Taka la verdad sobre el reiki y los prejuicios que se tenían respecto a su práctica en esos lados del mundo. Comenzó por explicar que la palabra "reiki" significaba energía de vida universal, o sea que guardaba conexión con la energía emanada por todas las cosas del mundo. Todo lo que las rodeaba tenía energía, y en la sesión de reiki lo que se hacía era canalizar y transmitir esa energía a través de las manos de una persona a otra. Esa energía recibida durante la sesión ayudaría a sanar heridas físicas y emocionales en su cuerpo y en su vida en general. Por eso no se trataba de fantasmas ni de hacerle daño a alguien, al contrario, se trataba de utilizar la energía a su alrededor para ayudar a los demás a sentirse mejor.
Luego de un buen rato de charla, donde Isal explicó esos conceptos varias veces y con diferentes ejemplos y palabras para que la niña los pudiera entender, Taka aceptó la sesión para Tibau, aún con desconfianza, pero convencida por lo buena persona que había demostrado ser su vecina todo ese tiempo, y pensando que es una chance que lo ayudará. Isal era uno de los primeros adultos, junto a la señora del parque, en que la niña confiaría en su vida. Así fue como ambas acordaron día y hora para la sesión, la cual sería llevada a cabo por una amiga de la mujer, llamada Gysi.
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Las aventuras de Taka y Tibau ...y Kami
Short StoryPrimera entrega de Las Aventuras de Taka y Tibau. En este reboot de la historia que escribí en el año 2012 y que estoy relanzando en una nueva versión nueve años más tarde, conoceremos a los personajes y al mundo donde viven y donde se desarrollarán...