- Y...repítame de nuevo, por favor, ¿el árbol ése de la nada se volvió completamente seco? – Preguntó el asombrado curandero “El Candelario”, como se hacía llamar.
- Sí señor, como se lo hemos repetido ya tres veces, el árbol se secó, de la nada, sin más – Respondió don Octavio, uno de los integrantes del pueblo de Hatúncar, con la misión de encontrar al curandero que les de la cura de su enfermo pueblo.
- Bien…pero dígame…como es eso del zorro?, ¿hace cuanto tiempo que llegó por allí?, y, ¿Qué edad tendría ese zorro en la actualidad?, realmente, ¿es el mismo zorro?-volvía a preguntar el interlocutor.
- Sí señor, el zorro llegó allí hace más de quince años, la verdad no sabemos su edad, pero llegó allí ya adulto, y si, es el mismo zorro- era la respuesta.
- ¡¿Pero si un zorro no puede vivir tantos años?! –agregaba el curandero, para finalmente sentenciar - ¡esas son cosas del demonio!, ¡yo no tengo la cura para eso, son unos malditos!, ¡lárguense, por favor!...
Esas eran más o menos las pláticas que tenía la llamada “comitiva especial” presidida por don Octavio, que –como se había dicho-, tenía la misión de encontrar a la persona que “cure” al Apu del pueblo de Hatúncar: El árbol seco. Pero, como podrán apreciar, todo esfuerzo, toda consulta, era en vano; ningún curandero consultado decía tener la solución al problema planteado.
- Tenemos que tener paciencia –decía Don Octavio-, quien pensó que la solución sería fácil, pues se equivocó; además tenemos que tener cuidado con los charlatanes, que no tendrán reparo alguno en engañarnos con el fin de quedarse con nuestro dinero. Por eso debemos ser conscientes que el curandero que tenga la cura que necesitamos nos cobrará mucho dinero, y “ese” curandero, debe ser realmente muy poderoso, no uno cualquiera; porque el “trabajo” que nos han hecho, no es obra de novatos sino de un auténtico maestro.
Hasta cierto punto, eran lógicas sus conclusiones, el mundo de curanderismo está plagado de todo tipo de personas que se aprovechan de los que buscan la solución de sus problemas por intermedio de él, quienes no tienen el menor reparo en esquilmar a esas incautas personas con tal de llegar a obtener el pago por su “trabajo”, en otras palabras, existen muchos “charlatanes” que se hacen pasar por curanderos, pero: ¿Cómo identificarlos?, tarea difícil, en verdad.
Así pasaron tres largos años de infructuosa búsqueda, de negativas, de mentiras, de falsas esperanzas y, lo que es peor, de pérdida de dinero por tratar de conseguir el objetivo tan esquivo. A lo sumo, unos cuantos charlatanes, en diferentes momentos se arriesgaron a decir que tenían la solución ante tal problemática para, seguidamente, preparar unas pociones sin nombre, en la cual mezclaban diferentes yerbas desconocidas, las hacían hervir, les entregaban unos “seguros”, que no era otra cosa que unos talismanes, de diferente forma y material (madera, hueso humano, piedra, todos tallados) y los enviaban de regreso a su pueblo, dándoles estrictas instrucciones que debían cumplir estrictamente si querían que la misma funcione, y que generalmente consistían en echar esa poción en las raíces del árbol seco, recitar unas oraciones que les habían apuntado sobre un papel…y listo, el árbol se curaría y volvería a reverdecer, todo ello al costo de una importante suma de dinero. Pero, en todas las oportunidades, por más que se siguieron a rajatabla las instrucciones, todo seguía igual, dándose cuenta que habían sido timados inmisericordemente.

ESTÁS LEYENDO
El árbol seco
Mystery / ThrillerEsta es una historia que me contaron hace mucho años , unos dicen que es verdad otros que es una fantasía .... En un pueblo lejano y olvidado , hace muchos años era un prospero pueblo , sus ríos tenían abundante agua sus cosechas también lo eran era...