¿Describir su vida en una palabra? Desastrosa, horripilante, triste, decepcionante... No existe ninguna expresión para exponer que tan miserable ha sido su experiencia existiendo.
Oliver no había tenido las cosas fáciles. Si bien había nacido dentro de una familia feliz, no recordaba gran parte de ella. Sus recuerdos más primigenios eran junto a la rata que lo utilizó y poco tiempo después encerrado en una vieja casa antes de ser invadida por otros carnívoros y herbívoros.
Su pequeño lugar de paso todo corrompido.Durante aquel corto periodo de tiempo, no tan solo había sido atacado por otros de su especie, sino que casi devorado durante la traición de los lobos y obligado a abandonar su refugio pero no todo era tan malo ¿Verdad?
Siempre había negado su pasado, y de repente se le mostró una pieza importante de el. Su hermano.
Montimer lo había encontrado cuando Oliver ni siquiera recordaba tener una familia, un padre, una madre o un hermano con el que llorar cuando más lo necesito ¿Cómo podía creerle? Tenía recuerdos borrosos, difusos, ni siquiera podía poner una cara a quienes aparecían en ellos y mucho menos recordar al murciélago que frente a él juraba ser su familiar perdido. Aún así una pequeña calidez se instaló en su pecho, reconfortando la soledad que experimentó durante tantos años.En poco tiempo se le dio lo que de niño siempre había extrañado, una familia. Pero como siempre, el destino jamás estaba de su lado.
Al reencontrarse con su padre su hermano desapareció, ni siquiera supo nada de él y Oliver regresó a una guarida alejada de la colonia con su padre. Su antiguo hogar, aunque no lo recordaba el ambiente comenzaba a sentirse reconfortante. Poco después, Mardoqueo enfermó con gravedad y fueron pocos días después cuando finalmente cerró sus ojos para siempre.
Oliver no había estado presente cuando su padre falleció. Había marchado de la guarida para encontrar agua fresca y un par de hierbas que podrían ayudar a mejorar la salud de su padre. Al regresar no espero encontrar al mayor sin vida, sus ojos cerrados y en su rostro una clara mueca de preocupación. No era de esperarse que Mardoqueo, incluso en sus últimos momentos de vida, extrañaba la compañía de su otro hijo y se culpaba por todo el daño causado años pasados. Por primera vez, Oliver se permitió llorar frente al inherente cuerpo del murciélago de pelaje azulado como si de nuevo fuera un niño pequeño.
Otra vez le habían arrebatado una oportunidad de ser feliz junto a una familia, su verdadera familia.Con el corazón quebrado, hizo la tumba para su padre y los correspondientes preparativos, un entierro de dos personas, el vivo y el muerto. Dejó el cuerpo de su padre en una tumba cerca de la guarida y, posteriormente, abandonó el lugar. Sin Mardoqueo en él no tenía caso seguir permaneciendo allí: Tenía una cosa clara. Debía buscar a su hermano.
Encontrar a Montimer no fue realmente difícil. Estaría donde los roedores, mezclado entre los débiles. No se equivocó.
Cerca de donde anteriormente se encontraba la casa de humanos, ahora hecha cenizas, había un pequeño campamento compuesto por pequeños roedores y otros mamíferos. En una de sus vigilancias pudo visualizar a su hermano. El sentimiento de rabia se apoderó de él ¿Por qué Montimer debía vivir tan despreocupado? ¿Por qué era él quien debía pasar por todas esas desgracias?
No lo pensó, cuando quiso darse cuenta se encontraba sobre el cuerpo del murciélago menor armando una pequeña pelea. Rabia, impotencia, pánico, miedo. Todas las sensaciones que invadieron a Oliver lo hicieron enloquecer. Ni siquiera tuvo el tacto para dar la noticia de la muerte de su padre y, cuando fue atrapado por Jack y Maurice, se las ingenió para escapar y huir.
Voló.
Aleteó hasta que sus extremidades comenzaron a doler, alejándose lo máximo posible de todo rastro de vida que pudiera conocer.
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Amanecer Tardío | TAITF
FanfictionOMEGAVERSE Historia inspirada en el webtoon "The Angel In The Forest". Cuando las estrellas están en lo más alto del cielo, es cuando se permite liberar dos ríos, que avanzan sin detenerse hasta desaparecer en la infinidad de su mentón. Nada es fá...