Capitulo 11

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Dulces pesadillas

Aarón O'conner
Salgo corriendo directo al callejón donde quedo Amalia, a Lexa se le fue ordenado que apoyara pero no me obedeció, esta inmóvil sin querer reaccionan, por otro lado no se donde carajos está el Coronel, su novia necesita ayuda y el imbecil está escondido sin ir por ella

Las calles están  solitarias, tengo frío y se que es netamente imposible ya que dentro de este traje siempre hace calor, el sudor helado, lo siento cubrir mi piel y los latidos de mi corazón me hacen pensar que en cualquier momento se saldrá de mi pecho

Me paro en el techo del edificio que está frente al club, una parte de la élite llega deteniéndose a mis espaldas, mientras que otros se encuentran en la azotea de la discoteca, frente a nosotros

Me inclino un poco mirando hacia abajo y ahí estába ella, parada frente un grupo de mercenarios, ninguno reacciona, nadie se mueve y Alexander se para junto a mi, detallando la misma escena que tengo frente a mis ojos

— Tenemos que bajar ya — habla Alexander

Amalia lleva su mano hacia atrás con la intención de tomar su arma pero se escuchan dos disparos y Amalia se tambalea cuando los proyectiles impactan contra su cuerpo

—¡Amalia! — un grito inconsciente sale de mi boca — ¡acaben con todos !— le ordenó a mi equipo

Bajamos de los techos lo más rápido que se nos fue posible, siento un leve temblor en mis rodillas y en las manos igual, mientras que mi mente no deja de recordar lo sucedido con el miedo latiendo en cada parte de mi

llegamos acabando con los que no alcanzaron a escapar, Amalia cae de rodillas y su hermano no lo piensa dos veces para sostenerla en brazos

Todo lo que estoy presenciando  pasa en cámara lenta, el pecho me duele, el nudo en mi garganta se hace más y más grande, mis manos están descontroladas por el temblor, no solo mis manos, todo mi cuerpo tiembla y el aire no quiere entrar a mi sistema

No sé qué hacer, estoy experimentando el dolor e impacto más despiadado que la vida a podido darme, es como si las heridas  que Amalia recibió, las tuviera yo, impactos de bala que me hacen sentir como si mi alma estuviera en las llamas más desesperantes que puedan existir

Un rastro de cadaveres queda alrededor de Amalia, la vista se me nubla por el miedo, la tristeza  y desesperación que se adueñó  de cada centímetro de mi

Los miembros de la Elite se quitan sus capuchas sin saber qué hacer  o qué decir , las amigas de Amalia están destrozadas y yo me acerco a ella quitándosela de los brazos a Alexander, puedo ver cómo sale sangre de su boca, las palabras se niegan a dejar mis labios, no quiero que me deje, no quiero que me abandone, la perdí por años y no quiero que se vaya porque sé que esta vez no volverá, tuve que haberle dicho todo, así ella me odiará como a nadie, pero tuve que haber aprovechado cada segundo a su lado y hacerla sentir que ella siempre tuvo poder y control sobre mi ser, sobre mi cuerpo y sobre mis sentimientos

— Escúchame bien — hablo tratando de no romperme, sus ojos me miran cargados de miedo y de dolor mientras se le escapan unas cuantas lagrimas, la sangre no deja de caer por su cuello y yo la acomodo mejor para que no se ahogue con ella — deja de ser tan dramática y aguanta que tu puedes, no me vas a dejar otra vez ¡¿me entiendes?! No te dejare— mis ojos no dejan de ver su dolorosa mirada, mirada que me engancho apenas la vi, un mar de recuerdos llegan a mi mente con la fuerza de un tornado, ella siempre fue mi niña, la que pudo sacarme pero a la vez hundirme en una plena oscuridad y soledad, niña que me regaló momentos llenos de felicidad y en su mayoría me hizo olvidar  la mierda que me estaba matando

Frenesí (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora