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Cuando entró, Mingi vio a Hongjoong sentado tras la mesa, mirando a la nada, sus ojos rojos e hinchados, con una copa de vino en su mano.

Fingiendo una tranquilidad que no sentía, cerró la puerta tras él, y el sonido hizo que Hongjoong le mirara.

Su esposo parpadeó para luego sonreír levemente.

Mingi llevaba sin verlo, tres días, en los que estuvo durmiendo en un hotel para darle espacio, y estaba esperando que cuando se vieran, Hongjoong comenzara a llorar y pedirle que se alejara, no que le sonriera.

La carta de divorcio en su bolso, pesó un poco más. Necesitaba ser firmada para llevar a cabo el trámite pronto, así que sí o sí, tenía que hablar con Hongjoong en ese instante.

-Te extrañé mucho...- comentó Hongjoong de pronto, poniéndose de pie.

Antes de poder decir algo, Hongjoong le dio un beso suave en los labios.

Su estómago se contrajo, atónito.

Se alejó, arrugando el ceño en confusión.

-Pensé que no vendrías a cenar...- prosiguió Hongjoong como si nada, sin dejar de sonreír. -Estaba a punto de llamarte.

Abrió la boca, pero las palabras no salieron de su boca, aturdido.

¿Acaso...?

Miró abajo, viendo los papeles de divorcio.

-Hongjoong...- dijo con la voz suave. -vine para que firmes los papeles.

Y los levantó.

La hermosa sonrisa que lo había enamorado cuando era más joven, se convirtió en un mohín de dolor, pero no retrocedió.

Necesitaba hacer eso de pronto. Una vez los papeles fueran firmados, sacaría sus cosas de la casa para irse a un pequeño departamento que vio los últimos días.


Hongjoong sacudió la cabeza.

-¿Qué dices, Mingi? - preguntó con la voz temblando. -¿Papeles de qué?

Suspiró.

Se lo había planteado: cuando los papeles estuvieran listos, pensó que Hongjoong podría reaccionar de distintas formas, y la negación fue una de ellas. La triste, la terrible negación.

Mingi hubiera preferido que Hongjoong colapsara, le gritara, le rogara, lo tratara mal y no quisiera verlo más. negarlo era lo peor, porque significaba que Hongjoong seguía teniendo la esperanza alguna de que lo que había ocurrido fue sólo una broma o, peor, un invento.

-De divorcio.- dijo sin perder el tono suave.


Hongjoong parpadeó.

-Oh.- fue lo que dijo.

Se dio la vuelta antes de que Mingi pudiera añadir algo.

Mingi percibió, entonces, que el más bajo esta pálido, con ojeras bajo sus ojos hinchados, sus labios resecos y partidos. Incluso podía notar que su rostro estaba más delgado. Le preocupó que Hongjoong no hubiera comido bien los días anteriores, sin embargo, no se atrevía a preguntar.

-Preparé tu plato favorito.- dijo Hongjoong entonces, sin mirarlo.

-Hongjoong...- ahora su voz salió dura. -Por favor, no hagas esto más difícil.

-difícil...- repitió Hongjoong. -no lo entiendo.

Sintió como se desesperaba, algo se estrujaba al ver los ojos de Hongjoong, tan cálidos y tiernos, pero llenos de infinito dolor que parecía sacudirlo por dentro, que le rompía en mil pedazos. Esos mismos ojos que siempre parecían contentos y felices, ahora estaban asustados, temerosos de él.

-Te lo ruego...- murmuró con la voz temblando.


Pero Hongjoong sólo se abrazó, mordiendo su labio inferior.

-¿Es... por qué ya comiste fuera? - preguntó inseguro. -Puedo comprenderlo sí-

-¡Mierda, Hongjoong, ya no te amo!

Se odió por haberlo dicho tan bruscamente, con la voz teñida de pena y un poco de rabia también. ¿por qué Hongjoong tenía que ser tan idiota, tan tonto? ¿por qué tenía que adoptar esa actitud? ¿no sabía que él también se sentía mal por tener que hacer eso?

Lo vio tragar saliva, su ceño arrugándose levemente.


-Firma esto, ahora.- ordenó mostrando otra vez los papeles.

Hongjoong ladeó la cabeza.

-No.

La palabra resonó en el comedor, y de pronto, una fría calma se extendió por el rostro de su esposo. Exesposo.

Abrió la boca por la incredulidad.

Dio un paso.

-No lo compliques todo.- gruñó Mingi sin poder evitarlo. -Fírmalo ahora. Sacaré mis cosas y-

-No lo firmaré.- Hongjoong levantó la barbilla, desafiante. -No pienso divorciarme del hombre que amo, Song Mingi. No sin pelear antes.

Apretó su puño, los papeles arrugándose y sintió odio por Kim Hongjoong, por sus ojos tristes pero firmes, por su expresión calmada -casi indiferente-, y su presencia tan demandante y absorbente.

¿no fue todo eso lo que lo había enamorado en primer lugar?

-Te estás comportando cómo un niño caprichoso.- advirtió Mingi con desprecio. -Lo único que estás haciendo es humillarte.- Se enderezó, haciendo una mueca. -Hongjoong, ya no te amo, así de simple, así que terminemos con esto.

-¿Por qué?- preguntó Hongjoong interrumpiéndolo -¿Por qué ya no me amas? ¿Qué cambió? ¿Estábamos mal, sí, pero es suficiente para que me dejes de amar a la persona con la que te casaste?- se sentó en la silla. -Estábamos en una crisis y te refugiaste en Yunho, ¿y dejas de amarme?

Sabía que tuvo que poner una expresión de sorpresa ante la mención de Yunho, pero no dijo nada, haciendo una pregunta silenciosa con su mirada.

-Pueden ser un poco más discretos con sus salidas...- respondió Hongjoong amargamente-. Los vi cuando iba a verte ayer, ¿está bien? Vi como lo mirabas, como lo tocabas, y sí, lo quieres...- se apoyó en el respaldo de la silla, calmo. -Pero Mingi, no es por presumir, pero no lo mirabas de la misma forma en la que me has mirado a mí por ocho largos años.

Trató de ignorar sus palabras, de no dejarse amedrentar por la reclamante mirada de Hongjoong, y puso los papeles sobre la mesa.

-Fírmalos, Hongjoong.- ordenó.

Hongjoong los tomó.

Y los rompió.

Mingi montó en cólera.

-¡¿Por qué todo tienes que complicarlo, Hongjoong?!- le gritó exasperado. -¿No haces más que lucir patético y tonto con esa actitud?

Hongjoong no se inmutó ante sus gritos.

-Yo sé que tus sentimientos por mí, siguen ahí, pero están marchitos.- tiró los papeles al suelo con despreció -Lo vamos a intentar una vez más, Mingi, es así de simple.

-¡Estás loco!- gruñó Mingi, volteándose. -Yo quería hacer toda esta mierda por las buenas, pero no haces más que arruinarlo como siempre, haré que mi abogado-

-Treinta días.

Se volteó.

Hongjoong seguía sentado, aunque con una nueva expresión de desafío.

-¿Qué?

-Dame treinta días. Un mes.- continuó Hongjoong. -Treinta días para demostrarte que todavía me amas. Si luego de eso sigues insistiendo que quieres el divorcio, firmaré sin reclamar.- su voz se volvió baja, suplicante. -Por favor, Mingi. Sólo treinta días.

Mingi le miró, atónito y retrocedió un paso.

Luego, negó con la cabeza, sintiendo como temblaba ante la insistente mirada de Hongjoong.

-No.- fue lo único que dijo antes de salir de allí, cerrando con un portazo.

Hongjoong suspiró, solo, sin moverse.

Permaneció unos segundos en silencio para luego mirar su mano izquierda, al dedo anular, donde el anillo de matrimonio seguía brillando, y recordó brevemente la mano de Mingi, el anillo también en su lugar.

-Ah, Minmin. ¿cómo llegamos a esto?- murmuró sabiendo que nunca habría respuesta para esa triste, penosa pregunta.

no tengo nada que decir, foto del bebé

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no tengo nada que decir, foto del bebé.
- A. 🌷


⠀⠀ ࣪꒰ 𝐀𝐏𝐄𝐆𝐎 | MINJOONG ꒱'らや旗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora