[Cap.4]

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Se alejó rápidamente, dejándome desilusionada, aunque me cueste admitirlo.

—Ya, vámonos.—Me miró aún con su pecho contra el mío.

—Bien.—Dije fría y empecé a caminar, o correr, lo que sea que haya echo para que no me aplasten ahí.

Toda la recorrida por el lugar fué silenciosa, claro, solo silencio de nuestras voces, ya que la música y los gritos, el sonido de gente vomitando también, personas golpeándose, seguía todo ahí.

—¡Es esa!—La escuché gritar de la nada, señalando una puerta.

—Vamos—Hablé y sin decir nada más nos acercamos a la puerta negra, saliendo casi corriendo, aún pegadas.

—¡Somos libres!—Dijo demasiado alegre y con una sonrisa muy bella.

—No del todo.—Agregué mirando hacia todos lados, hasta que mis ojos captaron a un chico dormido en el suelo, habrá tomado más de lo que podía.
No dije nada y aún pegada a Jennie me agaché sutilmente y le quité la chaqueta al chico con un brazo, ya que aún estaba agarrada a ella con el otro.

—¿Que haces?—Me miró confundida, y yo sólo le puse la chaqueta y la cerré.

—Ya puedes irte.—Me dí vuelta y empecé a caminar, disfrutando del aire fresco que ahora podía sentir.
No tardó en volver a arruinar la belleza del silencio.

—¡Espera!—Se acercó a mi y empezó a caminar a mi lado.

—¿Que?

—Mira, es muy chistoso la verdad.—Dijo sonriendo.

—Solo ve al punto.—No le presté atención, estaba ocupada caminando.

—Las llaves de mi casa las tiene Dahyun.—Dijo rápidamente.

—¿Que? ¿Quien es Dahyun?—Le contesté levantando la voz.

—Es mi amiga...Ella agarró las llaves porque dijo que yo las perdería. Tenemos que volver a buscarlas.—Se dió vuelta para entrar, y yo rápidamente le agarré el brazo.

—¡Ni se te ocurra! No pienso volver ahí.—La miré muy mal.

—¿Entonces que hago?—Me miró asustada y yo suspiré.

—Te llevo a mi casa.

—¿Que? ¿Quien crees que soy? ¿Crees que iré sin sospechar solo porqué eres una mujer?—Habló diciendo cada vez más cantidad de estupideces.

Hice una expresión de desagrado.

—Como quieras.

Seguí caminando y se escuchó un trueno, a lo que ella gritó muy fuerte y yo la volteé a ver con una expresión seria.

—Me dan miedo las tormentas...—Habló avergonzada y tartamudeando.

—¿Y que quieres que haga? ¿Que detenga a la lluvia?—Dije y empezaron a sonar las gotas de agua chocando contra el piso.

—Mierda...Llévame a tú casa.

—Con esa actitud no.—Me volteé a intentar caminar otra vez.

—¡Por favor!—Se acercó a mi haciendo que frene de nuevo.

—Ya déjame caminar.

Se escuchó un trueno más fuerte que hizo que ella me abrazara, logrando hacer mi incomodidad presente otra vez.

La miré unos segundos, rodé los ojos y volví a hablar.

—Está bien, pero ya suéltame.

—¡Gracias!—Sonrió y dejó de abrazarme, para luego tomar mi mano.

—Lo que sea.

—¿Acabas de sonreír?—Me miró sorprendida, mierda.

—¿Que?—La miré.

—Lo ví, sonreíste y no puedes negarlo.

—No lo hice.—No recuerdo haberlo echo.

—No mientas.—Sonrió orgullosa.



Pasaron 40 minutos, y llegamos.
Empapadas por la lluvia, ella aún un poco asustada, pero lograba mantenerse en calma porque la dejé tomar mi mano en el camino.

Solté su mano y abrí la puerta, para luego entrar.
Me miró, y yo la miré.
Se sentía incómodo, ninguna dijo nada.
Decidí romper el hielo porqué yo no entendía esto.

—¿¡Que esperas!? Entra.

—¡Ah! Lo siento, lo siento.—Dijo repetidas veces.—Esperaba que me lo pidieras—Habló mientras entraba.

—¿Por qué debería hacerlo?—Cerré la puerta y giré dos veces la llave, para luego colgarla.

—Siempre lo hacen, ¿Acaso nunca visitas a nadie? ¿Nadie te visita?—Preguntó y agarró una pila de archivos del trabajo que estaba en la mesa pequeña frente al sillón.—¿Estudias? Ah, no. Esto es de trabajo. ¿De que trabajas?—Me miró y yo rápidamente me acerqué para agarrar los archivos antes de que lograra leer algo, y los dejé arriba del piano.

—Son muchas preguntas, solo siéntate ahí y yo iré a dormir.

—¿Yo en dónde voy a dormir?—Me miró a los ojos.

—En el sillón.

—Tengo dolores de espalda si duermo ahí, y son intolerantes.—Dijo sin ninguna sonrisa.

—Yo también los tengo.—Me dí vuelta para ir a mi cuarto, dejándola ahí.

Entré y cerré la puerta, me quité los zapatos, y también el vestido.
Me puse algo cómodo para dormir, apagué la luz y me tiré a la cama para dar un gran suspiro luego.

—Cuanta tranquilidad...—Dije con los ojos cerrados y una sonrisa dibujada.

No duró mucho.
Escuché la madera de la puerta golpearse, a la primera no contesté, la segunda tampoco, y la tercera fué demasiado fuerte como para ignorarla.

—¡Si rompes la puerta la pagas!—Grité aún con los ojos cerrados.

—¡Ah! ¡Estás ahí!—Entró sonriendo.—No puedo dormir de vestido, ¿No te molesta prestarme un short y una camiseta?

—Mierda, solo sácalos del clóset y pontelos, luego vete.—Claramente, ya tenía los ojos abiertos.

No dijo nada y se empezó a cambiar, literalmente en frente mío.

—¡Ve al baño!—Me tapé rápido los ojos.

—¡Ya acabé!—Se subió rápido el short.

—¿Que te pasa?—La miré con una expresión de "susto".

—Siempre me cambio frente a mis amigas, ¿No lo haces?

Me senté para dejárselo claro.

—No somos amigas.

—¡Pero somos mujeres! Es como ver tú cuerpo, y no tiene nada de malo. ¿Por qué te asustas tanto? ¿Te gustan las mujeres?

—¿Que pregunta es esa?—La miré muy enojada.

—¿No?

—No, no me gustan.—Dije mostrándome segura, pero muy en el fondo sabía que era una mentira enorme.

—Entonces duermo aquí.—Se tiró a la cama y me abrazó—No quiero dormir en la sala, se escuchan todos los rayos.

¿Ósea que si le decía que me gustan las mujeres no hacía eso? ¿Que le pasa?

—Solo cállate—Me dí vuelta y cerré los ojos otra vez, sentir sus brazos rodeando mi cintura se sentía muy tranquilo.

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Espero les haya gustado <3


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⏰ Última actualización: Feb 17, 2021 ⏰

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