En donde la gobernadora contrata a los hermanos Mcgarrett para que sean los cabecillas de la nueva unidad especial de la policía para que investiguen los delitos graves de la isla.
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En donde la melliza de Steve se enamora de su compañera de trabajo...
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"Cuando tenían 5 años, les pregunté a dos de mis hijos que querían ser de mayores. "Queremos ser policías, papá, como tú". Yo les dije que fueran cualquier cosa menos eso. El día a día de un policía no es fácil. No es que no esté orgulloso de mi trabajo, pero sobretodo, tengo ...tengo remordimientos. El precio que ha pagado mi familia, el daño que les he hecho, es algo en lo que pienso todos los días. Y, ahora, estoy aquí solo. Perder a mi mujer fue casi insoportable. Pero al abandonar a mis hijos, eso acabó conmigo. Estoy muy orgulloso de ellos, pero nunca lo supieron. Me perdí mucho de sus vidas. Verlos crecer y todo eso. Supongo que es así como debe ser. Hasta que resuelva esto...".
Eso es todo lo que escuchamos Steve y yo de la grabación que había en la grabadora de la caja de mi padre, antes de que Danny se colara sin avisar.
- ¿Pero de que vas? - le digo.
- ¿Crees que puedes entrar así, por las buenas? - me sigue mi hermano.
- He llamado - nos dice ovio.
- No hemos oído nada - le digo seria.
- Pues he llamado, os he visto por la ventana y he creído que me hacias un gesto con la cabeza - nos dice.
- Pues no - dice mi hermano.
- ¿Me voy? - dice Danny.
- Depende, ¿que hay en esa bolsa? - le digo señalando la bolsa.
- Oh, son esos bollitos que venden en la esquina - dice.
- ¿Malasadas? - le pregunta mi hermano.
- Si, como se llamen. Están de miedo. ¿Queréis uno? - nos dice ofreciéndonoslo.
- Si, yo si - le digo quitándole la bolsa y sentándome en una silla alrededor de la mesa.
- No, no quiero un bypass - dice Steve - Puedes quedarte, pero no comas sobre mis cosas - dice Steve señalando una silla al lado mío para que se sentara. Mientras Danny hace eso, me coge la bolsa que tenía en mis manos para coger el una.
- ¿Tenéis servilletas? - nos pregunta con la cara llena de azúcar y su corbata manchada de la misma. Suelto una carcajada. Mi hermano asiente y va a por ellas.
- ¿Por qué me miras así? ¿Es que acaso en el ejército no os manchabais? - dice Danny cogiendo las servilletas que le ofrece mi hermano.
- En la Marina ¿Vale? La Marina - le corrige mi hermano - Y no es porque te pringues. Es por la corbata -.
- Nadie lleva corbata en Hawaii - le digo.
- Y que, a mi me gusta parecer profesional - nos dice.
- ¿Así, de que? - le dice mi hermano.
- Mira, esta es mi corbata preferida. Grace me la regaló para el Día del Padre. Y como bien sabéis, en Nueva Jersey y en todos los lugares civilizados, así es como se visten los inspectores - nos dice.
