𝒅𝒐𝒔

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Ni siquiera sabía si Yuna había entrado realmente a su casa. Sólo sé que en cuánto la vi en la calle sentí la necesidad de hablar con ella. Había pasado un tiempo desde que nos separamos, y ese tiempo me sirvió para reflexionar sobre todo lo que había ocurrido. Todo había sido mí culpa, pero de alguna manera nuestra relación fue buena, y quería hablar con ella para darle algún tipo de cierre.

Recuerdo cuando nos conocimos. Ese día sentí que alguien me miraba fijamente, y al voltearme, ahí estaba ella. Con su rostro avergonzado, tratando de disimular que en realidad había estado mirando en otra dirección. Yo le sonreí, y ella me sonrió.

Cuando me acerqué a ella, vi como al instante sus mejillas se tornaron rojas. Me causó mucha ternura.

Ese día casi de la nada se tornó un poco frío. El cambio de clima no me afectó mucho realmente, pero a Yuna sí. Sin dudarlo, me quité el suéter lila y lo puse sobre sus hombros. Ella al principio trató de negarse a que se lo diera, pero cuando le dije que yo no sentía frío, ella dejó de negarse y se aferró al suéter.

—Disculpa, no creo que te abrigue mucho, pero algo es algo. —le dije viendo que el suéter no la resguardaba mucho del clima.

Esa tarde nos quedamos charlando. Luego tuvimos que despedirnos, y cuando ella quiso regresarme el suéter, me negué. Le dije que me lo devolviera cuando tuviéramos una cita. No sé porqué lo hice. Sólo sentí que debía hacerlo. Yuna era muy tierna, y sentí que sería lindo pasar el tiempo con ella. Era como una oportunidad que yo no debía perder.

Al principio pensé que ella iba a tirarme el suéter e irse de ahí, pero eso no pasó. Ella aceptó. Yo estaba muy feliz.

Desde esa cita, vinieron muchas más. Estábamos felices.

Luego todo empeoró por mí culpa.

Una vez invité a Yuna a salir conmigo y mis amigas. Íbamos a una fiesta.

Yuna se veía hermosa esa noche.

Yo empecé a arruinarlo todo cuando me encontré con mí ex novia. Cuando la volví a ver después de tanto tiempo, no sé, me sentí tan diferente. Cuando ella me saludó, quise besarla como lo hacía antes. Recordé muchas cosas que ambas habíamos pasado, y Yuna no estuvo en ninguno de mis pensamientos esa noche.

Mí ex y yo charlamos durante todo el tiempo que duró la fiesta. Volver a escuchar su voz, para mí se sintió hasta mágico. Fue cuando me dí cuenta de que en realidad no la había superado. Y cuando me enteré de que ella estaba sola, por un segundo quise que Yuna no estuviese ahí.

Desde esa fiesta, las cosas entre Yuna y yo se tornaron diferentes. Aunque yo lo ignoré.

Mientras tanto, empecé a salir con mí ex. Todas eran salidas con mí grupo de amigas incluído, hasta que dejaron de serlo.

De un momento a otro, me encontraba saliendo yo sola con ella.

Había estado resistiendo la tentación de besarla. Me sentía mal por Yuna, y no sé porqué no la dejaba. Hubiese sido mejor así.

—¿Y hace cuánto tiempo estás con Yuna? —me preguntó una vez mí ex.

—Desde hace un par de meses... —le respondí como si nada, completamente distraída sin mostrar emoción alguna por hablar de mí actual novia.

—Ryujin, no te molestes, pero sabes que probablemente soy una de las personas que más te conoce. Me doy cuenta de que algo anda mal, ¿quieres hablar?

Probablemente soy una de las personas que más te conoce. Volví a pensar en todo lo que habíamos pasado juntas, y en lo mucho que me dolió separarnos. A su pregunta, no le respondí con palabras, sino con un beso. La besé como había hecho la última vez. Y me sentí tan feliz de que ella correspondiera.

Mí relación con Yuna seguía, mientras que con mí ex empecé otra. No era una relación realmente. Sólo salíamos juntas, y a veces había algún beso.

Sentía que aún la amaba, y eso me hizo creer que nunca había estado enamorada de Yuna realmente.

Yo planeaba decirle. Contarle esto que estaba sucediendo.

Iba a hacerlo un día que fui a su casa. Pero aquel día no terminó muy bien.

Yuna había respondido una llamada de mí celular porque yo no estaba para hacerlo.

No me habría enojado si no fuera porque atendió a mí ex y ella preguntó cuándo íbamos a salir. Sentí que Yuna empezaría a sospechar. No sé si lo hizo. Sólo sé que ese día la traté muy mal. Ella respondió sin mala intención porque creyó que podría ser algo importante, y yo la traté como si ella hubiese hecho algo horrible. Hasta la hice llorar, y en ese momento no me importó.

Estaba muy molesta por lo que había sucedido con mí celular, así que le respondí a mí ex diciéndole que iríamos a una fiesta en un club no muy lejos de mí casa.

Esa tarde me fui de la casa de Yuna como si nada hubiera pasado. Luego me preparé para la fiesta.

Ahí estuve toda la noche con mí ex. Y cualquiera que nos hubiese visto diría sin dudar que éramos novias.

Nos emborrachamos y nos fuimos de ahí juntas a la mañana siguiente.

Una vez me recuperé, me di cuenta de que había dejado mí suéter en la casa de Yuna. Aproveché eso para ir ahí. En realidad quería terminar con ella. Le contaría algo de lo que me había estado pasando con mí ex. La verdad me sentía muy culpable. Yuna había sido buena conmigo siempre. La traté mal, la engañé. Ella no merecía eso. Pensé que al menos yo debería dejarla antes de que ella se enterara de otra manera y todo fuese peor.

Y todo fue peor. Porque yo no pude contarle. Ella lo había visto. Nos había visto besándonos al salir del club.

Yo traté de defenderme diciendo que eso sucedió porque estaba borracha. Y eso enfureció a Yuna. Ella estaba muy enojada, luego yo me enojé e hice la peor cosa de todo lo que había hecho hasta ese momento: le eché la culpa a ella. Si yo había acabado por engañarla, había sido por su culpa.

Yo la vi romperse en ese momento. Ella se mostró fuerte y me echó de su casa, pero sentía que algo en ella había cambiado. Y me preocupé.

Admito que esa tarde regresé a mí casa angustiada. No tenía razón. Lo único que había estado haciendo era arruinarlo todo. Quería el camino libre para volver con mí ex, y ya lo tenía. Sin embargo, cuando ella me llamó esa noche no le respondí. En cambio, me la pasé llorando. Veía fotos que tenía con Yuna y pensé ¿cómo puede ser que no me haya enamorado de ella? ¿Cómo puede ser que haya permitido que eso que teníamos se fuera por el caño?

Más que por nuestra relación, lloraba pensando en cómo estaría Yuna. Sabía de su sensibilidad, y tenía miedo de que lo que pasó entre nosotras le afectara en el futuro.

También noté que después de todo, no había recuperado mí suéter.

Me gustaba cuando Yuna me regresaba el suéter luego de haberlo usado, ya que quedaba algo de su perfume impregnado en el. Pero la realidad era que lo había perdido. Había perdido al suéter y a Yuna, para siempre.

𝑳𝒊𝒍𝒂 ; RyunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora