Capítulo 6

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Estaban haciendo el equipaje para disfrutar de las vacaciones de invierno y pasar la Navidad junto a la familia de los Danvers en Midvale. Aunque este año iba a ser diferente porque habría otra invitada más: Sam. No porque hubiese hablado con Alex, no. Todavía sentía vergüenza de lo que pasó.

Era porque habló con Lena por teléfono junto con Kara donde la familia Arias no estaba disponible de tanto trabajo y le apenaba encontrarse sola entre las cuatro paredes de su habitación de la residencia de la universidad. Entonces Kara pensó que, si Lena lo pasaba todos los años con ellos, Sam también podría sumarse y, después de tantas insistencias y amenazas por parte de las dos, llegó a aceptar.

Cuando estuvieron a punto de partir, Lena cogió a Kara del brazo y se escabulleron hacia un lado para hablarle de su hermana y su mejor amiga (ambas compartieron opiniones después de aquella noche donde se quedaron a dormir juntas) cuando éstas vieron que estaban ignorándose al dejar las maletas en sus respectivos coches. Solo compartieron un simple saludo y la pelinegra no aguantaba más esta patética situación cuando antes no paraban de hablar por los codos.

—Como estas dos sigan así se van a arrepentir de perder tanto tiempo —susurró Lena cerca de su oído y Kara asintió con la cabeza.

—¿Y qué podemos hacer? —las miró viendo cómo ni siquiera se miraban de soslayo.

—Hum... ¿te acuerdas de aquella encerrona que nos hicieron? —preguntó llamando su atención con una sonrisa diabólica, pero Kara frunció el ceño.

—Sí, pero no estamos en un centro comercial y esas dos que se gustan no están enfadadas, sino siendo estúpidas —sacudió la cabeza sin entender y la pelinegra no pudo evitar sonreír con ternura—. ¿Qué?

—Nada; eres muy dulce e inocente, pero es algo bueno —elogió con cariño y Kara la miró, apartándose un poco entre que se rascaba la nuca.

—¿Gra-gracias? —susurró un poco tímida, no sabiendo a qué venía ese comentario, pero le alegró escucharlo de todos modos y Lena soltó una pequeña risa—. Bueno... ¿y que tiene que ver uno con lo otro? —carraspeó un poco dirigiendo su mirada nuevamente a Alex como cerraba el maletero de su coche y a Sam dejando las cosas en el de su mejor amiga.

—Pues que vamos a hacer lo mismo para que así se junten y hablen.

—¿Cómo...? —intentó preguntar señalando a ambas cuando ni siquiera se acercaban y Lena se giró para ponerse frente a ella para luego andar de espaldas dirigiéndose a los coches.

—Tú vendrás conmigo y Sam irá con tu hermana —expresó guiñándole un ojo entre que se daba otra vez la vuelta y se dirigía a su coche y Kara abrió los ojos de par en par, sonriendo de lo astuta que era su mejor amiga.

Sin nada más que añadir, cuando Sam cerró el maletero después de cargar las cosas, Kara y Lena se dirigieron a su coche entre risas. La pelinegra se subió y la rubia le indicó a la morena si podía mirar las luces traseras porque parecía que uno de los cristales estaba roto. Sam asintió entre que la chica de ojos azules se limitó a dar las gracias para ir corriendo al asiento del copiloto.

—¿Lena? ¿Kara? —preguntó Sam frunciendo el ceño cuando escuchó el motor encenderse.

No le dio tiempo a reaccionar cuando arrancó y aceleró, dejando a Alex y a Sam en el aparcamiento. La pelirroja arrugó la frente sin entender al igual que lo hacía la morena, pero cuando se miraron, dijeron al unísono:

—Hijas de puta.

.

—Lena, cariño, sabes que puedes quedarte aquí con Sam todas las vacaciones, no solo el día de Navidad —ofreció Eliza como todos los años después de saludar entre abrazos y besos—. Sé que ahora no estarás sola, aunque bueno, nunca lo has estado porque mi cielo siempre se quedaba contigo y algunos días te quedabas aquí en vacaciones.

We could be happy | Supercorp AU UniversityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora