Capítulo 4

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—¿De qué te ríes? —preguntó la pelinegra intentando mostrarse serena haciendo que la rubia se irguiese de nuevo sin parar de sonreír.

—Estás muy borracha, Lena.

—Te lo estoy diciendo en serio, Kara —nada más soltar eso, la rubia cambió sus facciones de su rostro, mostrándose sorprendida cuando Lena la miró ofendida—. Solo pensé que así te daría un empujón para que no sintieras temor la próxima vez que estuvieras a solas con un chico y que así pudieras experimentar con tranquilidad esas... —hizo una mueca para no sonar tan brusca— cosas que hacemos... sin pensar en si acabará bien o mal, que pudieras finalmente disfrutar de ello. Ya sabes, que pudieras practicar y controlar un poco tus nervios... conmigo —puntualizó retirando todo el aire de sus pulmones y vio la preocupación en los ojos de Kara.

—Pero... pero...

—Soy la única persona que conoce tu secreto a parte de tu familia —prosiguió explicando a pesar de sus balbuceos y la rubia apartó los ojos mirando la puerta cerrada—. Además, soy tu mejor amiga. Te conozco de hace mucho y eso ayuda porque no te voy a juzgar si algo sale mal, estando ahí hasta que salga bien. Por supuesto, no saldrá de aquí si eso te inquieta porque no soy así —exhaló tranquilamente mirando el perfil de la rubia—. En resumen: no me importaría ayudarte de este modo después de todo lo que has hecho por mí. Por no decir que también soy libre para hacerlo, ¿no? —bromeó soltando aquella frase para liberar un poco de tensión, aunque hizo una mueca cuando Kara ladeó la cabeza de un lado a otro, dubitativa.

—No sé, Lena... ¿No sería raro? —preguntó esta vez mirándola y Lena alzó la ceja, preguntando no verbalmente a que se refería—. Tú misma lo has dicho: somos amigas. No quiero que cambie algo entre nosotras. Me moriría si eso sucediera.

—No es nada raro y no va a cambiar nada —aseguró cogiendo su mano y estrechándola fuertemente—. Por eso te lo estoy proponiendo. Por supuesto, no te estoy obligando; eres libre en decir que no. Solo quería...

—¿Cómo estás tan segura de que no va a cambiar nada ni que será raro? —preguntó curiosa deteniendo sus palabras y Lena ladeó la cabeza de un lado a otro, comprendiendo.

—Bueno, para empezar, soy heterosexual y tú también lo eres —se echó a reír tontamente haciendo que Kara asintiera—. Lo segundo, creo que ya hemos pasado por algo importante —la miró a los ojos y Kara suspiró sabiendo que se refería a la pelea que tuvieron—, que comparado con esto me parece una tontería. Además, nos entendemos perfectamente. Si hay incomodidad, si algo está mal o no crees que esté funcionando, solo pararemos y haremos como si no hubiera pasado nada. Nos olvidaremos y nos ponemos a otra cosa —aseguró firmemente y Kara asintió lentamente, dándole la razón—. Tenemos al alcohol para disfrazarlo un poco ya que tu hermana ahora puede conseguírtelo cuando quieras, ¿no? —bromeó con una sonrisa haciendo que Kara dejara de tensarse y se alivió al sentirla más calmada—. Solo es un beso y, por supuesto, solo si tú quieres —finalizó tranquilamente agarrando más su mano y Kara apretó los labios agachando la cabeza, pensando unos minutos en la propuesta de su amiga.

No era una mala idea y, a decir verdad, era una idea tentadora. Era consentido; algo planeado y algo mutuo. Tenía mucha razón, al fin y al cabo: ellas se conocían de hace años, Lena conocía su secreto y podían manejarlo. Si salía bien, se despreocuparía un poco, consiguiendo su objetivo, y si salía mal, sabía que no la regañaría ni diría nada parecido y tampoco tendría que preocuparse para decirle que no era el momento e intentarlo en otra ocasión, confiando en que irían a otra cosa.

No sería algo para pensar en que fuese humillante y sabía que esto no saldría de aquí ni diría nada, simplemente queriendo ayudar. Finalmente, después de tantas vueltas, se dirigió a Lena que tenía la cabeza agachada.

We could be happy | Supercorp AU UniversityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora