Capítulo 14

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—¿¡Por qué no bajáis y hacemos la cena!? —gritó Eliza—. ¡Alex, ve a buscarlas! —pidió al no escuchar respuesta porque claro: ambas estaban en shock.

—Esto no puede estar pasando —chilló Kara nuevamente en un susurro sin apartar la vista de la puerta de la habitación. Lena tampoco podía pestañear, pero nada más escuchar como cerraron la puerta principal con fuerza, reaccionó y miró hacia ambos lados para ejecutar un plan lo más rápido posible.

—Kara —intentó llamar mientras se levantaba para coger su ropa—. Coge aquel póster grande de tu hermana y cubre la grieta.

—Están subiendo, Lena —habló casi sin voz y sin poder moverse por el pánico, no oyendo lo que estaba pidiendo.

—Escúchame, Kara —se puso delante de ella mientras daba saltitos para ponerse sus vaqueros. Vale, debería sentir vergüenza ahora mismo porque eso captó su atención. Kara bajó su mirada sin poder evitarlo para ver como sus pechos botaban y Lena vio como sus mejillas se cubrían de un rojo carmesí, pero no hubo tiempo para eso y realmente le bastaba—. Escúchame —pidió de nuevo viendo como conectaba sus ojos azulados con los suyos de manera rápida—. Usa tu super velocidad. Coge el póster de tu hermana, pégalo en tu pared, corre la cortina y vístete mientras yo también lo hago entre que me apoyo en la puerta para que no entre, ¿vale?

—Eh... Sí —intentó no gritar, haciéndole caso ipso facto.

Lena se giró mientras se ponía el sujetador, atándolo como pudo y cuando volvió a girarse para apoyarse en la puerta y ponerse la camiseta, vio a Kara ya vestida yendo de un lado a otro mientras se rascaba la cabeza. Eso le sorprendió.

Es decir, sabía que la rubia había manejado sus poderes alguna que otra vez, enseñándoselo también, pero no de manera tan eficaz como ahora y menos sin crear un desastre por el camino. Cuando se puso la sudadera quiso ver si había algo fuera de lo normal, pero no le dio tiempo cuando Alex abrió la puerta y empujó al notar el peso.

—¿Es que estáis sordas? —preguntó la pelirroja con un gruñido y ambas se giraron como también tragaron saliva—. ¿Qué está pasando aquí? —miró Alex a las dos con ojos sospechosos al verlas tan rígidas.

—¿Qué iba pasar? —cuestionó la rubia con voz de pitido sin poder controlarlo y la pelirroja cerró más los ojos.

—Vale, lo confesamos —soltó Lena de repente haciendo que Kara abriese los ojos de par en par, pero se calmó cuando su mejor amiga prosiguió—. Nos acabamos de zampar una pizza. Tu hermana tenía hambre y yo le dije que esperara a que vosotros llegaseis, pero igualmente llamó y yo caí en la tentación —explicó con tranquilidad. Menos mal que estaba en la carrera de negocios, tratando a Alex como si le hubiera tocado un empresario intimidante.

—¡Kara! —regañó su hermana incrédula y luego observó la pared de su cama para dirigirse a ella—. ¿¡Y qué haces robando mi póster!?

—¡También es culpa mía! —Lena corrió para ponerse frente a ella sabiendo que lo arrancaría de cuajo—. Es que le dije que me gustaba y pensó en que no te importaría. Además, así lo ves desde otra perspectiva.

—Alex, pensaba que habías dejado de ser gruñona y menos por tonterías —bromeó Kelly asomándose por la puerta al escuchar los gritos.

—Os voy a matar por hacerme quedar mal —susurró hacia Lena sabiendo que también lo escucharía Kara y ambas exhalaron aliviadas cuando se volvió hacia Kelly—. Es que odio que cojan mis cosas, pero tienes razón. Son tonterías —habló suavemente haciendo que su amiga sonriera—. Por cierto, ya podemos irnos porque estas dos no cenan.

—Espera, pero Lena... —intentó decir Kara preocupada, pero la pelinegra se puso delante. Sabía lo que iba a decir, pero si decía eso, Alex volvería a sospechar y no quería, sacrificándose por ello.

We could be happy | Supercorp AU UniversityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora