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Capitulo I

Esto es el colmo.

Cupido había entregado el cetro, y ambos semidoses habían partido, fue entonces que el suelo sucumbió y una figura se mostró frente al dios. Era un joven casi idéntico a Cupido, salvó de unas cuantas características que los diferenciaban, cualquiera creería que eran gemelos.

-Hola hermano, ha pasado mucho.

-Ahorate las formalidades- exclamó molesto Anteros con una chispa de ira en los ojos. -Puedo hablar contigo o con Eros, pero la conversación seguiría siendo la misma.

-¿A qué se debe tu presencia?- Preguntó con una sonrisa burlesca dibujada en el rostro el dios del amor y el deseo no correspondido.

-Sabes a qué he venido, ¡¿Cómo te atreviste a tratar a ese pequeño inocente de esa manera?!

-Aqui vamos de nuevo, ¿No puedes superarlo y ya? No me digas que sientes un trato especial sobre ese semidos.- Volvió para darle la espalda a su hermanito inmortal, como si no fuera la primera vez que tenían tal discusión. -Él quería el cetro, a cambio debía dar algo, si me preguntas el precio fue justo.

-Tú nunca eres justo hermano, no me sorprende que en castigo a tus decisiones, el destino te haya quitado a Psique.- El nombre de la chica hizo bramar los ojos rojos del dios angelical de arco y flechas, quien volvió la cabeza con un aire de completa ira.

-¡No te atrevas a hablar de ella!- Esperaba intimidar a su hermano menor, pero este solo se jactó con una efímera sonrisa, que fue remplazada al instante por un ceño fruncido ante su hermano.

-Ya estoy harto, de ti, de ti y de ese Percy Jackson, no me interesa lo que haya hecho por nuestra madre y nuestros tíos, no me interesa que haya salvado al Olimpo o lo que sea. Ambos sabemos que nadie escapa del amor, ni siquiera nosotros.

-No me digas que piensas vengarte como siempre.-  Respondió Cupido fastidiado. -Toda la eternidad es lo mismo contigo.

-Esta ves será diferente hermano, creeme, me aseguraré de eso, y habrás lamentado lo que hiciste en este día. Percy Jackson se lamentará por todos los corazones rotos que ha dejado en su caminó, y tú también por haberlo permitido.

El dios vengador del amor correspondido saco de su espalda dos alas majestuosas, con la forma de alas de mariposa pero llenas de plumas blancas brillantes, se elevó unos metros sobre el suelo y tomo su forma verdadera desapareciendo del lugar. Cupido lo observó en todo momento, para luego dar un soplido cansado.

Sin darse cuenta volvió a transformarse en Eros, quien sonrió divertido por el juego que se avecinaba, tenía que prepararse para estar tres pasos adelante de su hermano Anteros y ganarle, porque si, era una cuestión solo de orgullo por parte del dios mayor.

La venganza de AnterosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora