"Sólo quería lo mejor para ti, pero fui yo el que te guío al infierno en el que sufres".
Para Mikaela, Yuichiro era lo más preciado que tenía y no podía soportar como los seres amados de su ángel lo envenenavan.
Parejas:
- Mikayuu
- Gurenshin
Épo...
El pequeño rubio era jalado así la gran casa por el pelinegro mientras comentaba cosas divertidas de su familia.
- Yuu.- hablo una voz tranquila pero con tono tenebroso.- se puede saber a quien llevas contigo.- dijo un peliblanco hacia el morocho.
El pobre Yuichiro había sido atrapado antes de poder llegar a su cuarto, atemorizado jala a Miakela con fuerza para encerrarse junto a él en la habitación pero son detenidos por el peliblanco y levantados por sus túnicas.
- Me parece que tu padre te...- y antes de continuar el joven miro al rubio detenidamente.
Bajo rápido al morocho y se llevó cargando al otro hacia la enfermería, al ser más grande dejo atrás a Yuichiro mientras este le gritaba el nombre del rubio.
Al llegar Shinya limpio y curó los pies del pequeño ojiazul en lo que Yuu le contaba cosas para distraerlo. Cuando Shinya terminó levanto su mirada y sonrió amablemente, Mikaela ni siquiera se percató de que el peligris ya había terminado por estar prestando toda su atención en su querido hijo.
- Esta bien.- dijo Shinya rendido.- te ayudare a convencer a Guren de que se quede.- el pelinegro saltaba de alegría mientras que el pobre padre solo pensó como le dolerá la espalda en la mañana.
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Guren llegaba de a su casa luego de un día muy cargado de trabajo, como general del Ejército de Querubines debía mantener en control las fronteras del reino, ya que al parecer los humanos no estan obedeciendo su posición.
Al cruzar la entrada principal de la casa se le hizo raro no recibir una modificación de su travieso hijo como que se lastimó o se escabullo de nuevo, por lo contrario, los guardianes principados comentaban los tierno y feliz que estuvo su hijo algo andaba mal.
Y como suponía, al llegar al cuarto de su travieso hijo lo encontró jugando con un mocoso rubio. Yuichiro paró de jugar y se paró nervioso frente a su padre.
- Papá ... El es Mika.- dijo el pequeño con un tono de nerviosismo.
- Y se va a quedar a vivir con nosotros.- dijo Shinya llegando con una bandeja dorada con bocadillos, Yuu corrió por los dulces y le dio de comer a Mika.- hablemos en el cuarto, Guren.
Ambos adultos dejaron a los dos pequeños en el cuarto y se dirigieron a su dormitorio bajo la mirada preocupada del pequeño rubio.
- ¿Puedes explicarme por qué hay un niño extraño en la casa?- dijo Guren fingiendo molestia pero la verdad sabía que era inútil cuando su marido se proponía algo.
