Bola de cristal

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- Que es este lugar?.- escuche la voz de Hugo cuando nos transportamos a un bosque. 

- La isla negra.- le respondio Mariel caminando por un sendero con antorchas, ya que los grandes arboles siempre dejaban la isla sin luz, allí era de noche todo el dia. 

- Da mucho miedo.- comento Mia. 

- No se separen, ya estamos por llegar.- les dije viendo a lo lejos una pequeña casa ploma, puesto que era de un metal muy resistente. Esta era de dos pisos, las ventanas estaban reforzadas con rejas y la puerta era muy pesada la cual tenian que ser abierta y cerrada por dos personas muy fuertes si no la abrían automáticamente. 

- No se quiten la mascara.- les recordo Mary. Todos llevábamos una mascara negra con unas capas para que nadie nos reconociera en ese lugar, aunque sabíamos que las personas que estaban allí nunca saldrían, sabíamos que no podíamos mostrarle nuestro verdadero rostro, nadie allí dentro conocía el rostro del que lo habia encerrado. 

- Ya llegamos.- les dije a todos frente a la gran puerta de metal. Abrí una pequeña parte de metal que era muy difícil de encontrar si no sabias donde buscar, meti mi mano izquierda donde tenia grabado una Z transparente, que solo los que eran sombras podían ver. Cuando meti mi mano pude ver una luz roja, la cual me estaba escaneando para luego ponerse verde. Saque mi mano de allí y todos escuchamos como la puerta comenzaba a abrirse. 

- No hablen aqui.- les dije a todos los chicos. Lucy, Rina y Khal tambien habían venido, ya que ellos nunca habían visitado este lugar antes, y era bueno que todas las sombras supieran como este lugar se veia. 

Cuando entramos tuvimos que pasar por dos puertas junto a unos pasillos largos con algunas puertas alejadas antes de bajar unas escaleras largas, las cuales nos llevaría a las celdas, las cuales estaban bajo tierra para que no pudieran escapar a ningún lado. Cuando al fin llegamos a las celdas todos pudimos escuchar muchos gritos de mujeres y hombres, los cuales alucinaban por el encierro, muchos de ellos estaban con camisas de fuerzas y otros agarrados a la cama por razones diferentes. 

- Me lo haz traido.- escuchamos la voz de un hombre cuando nos vio pasar.- me lo haz traido.- extendio los brazos hacia nosotros. Podia sentir el miedo de todos los chicos mientras veían alrededor.

- Tranquilos.- les dije con mi voz cambiada y baja sin quitar la vista a la puerta que nos guiaría hacia en piso de abajo. Caminamos durante un tiempo hasta bajar 5 pisos con muchos presos en esta mientras las del ultimo piso estaba vacía, ya que allí era la mas oscura y se mantenían a los mas peligrosos. 

- Nosotros nos encargaremos.- escuchamos unas voces desde la oscuridad, de allí salieron tres hombros muy silenciosos vestidos completamente de negro con una voz muy ronca, todos tenían el mismo tono gracias a la mascara que ellos usaban y cambiaba su voz para que todos los presos creyeran que era el mismo.

- Los dejo en sus manos.- les dije con mi voz cambiada también, ellos comenzaron a tomar a todos los brujos y meterlos a cada celda. Mary con las brujas comenzaron a meterse a cada celda para ponerles conjuros y mantenerlas allí. Todos los chicos miraban todo, estaban muy sorprendidos mientras otros estaban un poco asustados, aveces esa habilidad era buena, pero no siempre, ya que podía sentir todo lo que sentían los demás a mi alrededor. Pero lo que mas podia sentir eran los sentimientos de tristeza entre las sombras, era Smiley, el estaba allí observándonos a todos, por lo que de mi pequeño bolso saque una bola de cristal que Momo me habia pasado antes de venir aqui junto a una carta. En la bola de cristal estábamos todos en una noche nevada, todos estábamos jugando con nieve mientras Ino y Nana nos observaban con una taza caliente en las manos junto a una sonrisa cálida en su rostro, mientras todos estábamos muy felices jugando con la nieve. Yo lo deje en una pequeña mesa que habia allí, por lo que cuando nos íbamos pude ver que aquello ya no estaba en el lugar que los habia dejado. Queria verlo bien, pero no en este lugar, queria ver su verdadero rostro junto a una gran sonrisa. Pero sabia que ese no era el momento de volver a hablar con el. 

Las huellas de una sombra IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora