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Un día descubrió verdaderamente un nuevo mundo. En un rincón del desván en el que nunca antes se había fijado, encontró una puerta pequeña que parecía casi invisible. Cuando la abrió, halló uno de los objetos más magníficos que jamás había tenido ante sus ojos: un gran espejo de pie, ovalado y muy antiguo. El marco era de madera esculpida y, a pesar del polvo que lo cubría, se podía imaginar que en otra época había sido dorado. Estaba tan sucio que Ninka no se reflejó en él.


-Extraído de ''Ninka - Hechizeras del Mundo'' de:

Misstigri, Katell Goyer.

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