Ella sabía que le dolería, ella sabía que no era la decisión correcta, la persona correcta, pero su corazón le mentía día tras día. Todas las noches mientras lloraba en su cama su corazón le decía que nunca se separarían, que esta vez era quien se iba a quedar en su vida, que lo suyo era para siempre.
Otra vez le engañaba porque no asimilaba el hecho de perder a quien le había hecho feliz, la persona que le hacía sentir aquellos sentimientos que nunca nadie había conseguido en ella. Cómo iba a separarse de él, cómo iba a dejar de amar a aquel chico de pelo rojo como la llamaba que avivaba en su interior, de ojos negros, sonrisa perfecta y esa mirada que lograba causar en ella ese temblor satisfactorio de intimidación. Esa mirada que hacía que su mente se volviese blanca como la portada del libro en blanco y que su estómago empezase a sentir esa jauría de mariposas volando de lado a lado mientras su cara hacía un gesto de felicidad al sonreír, esa mirada que hacía que sus ojos brillasen cual faro de luz en mitad del bosque.
Parecía el chico perfecto, parecía aquella persona que nunca se iría de su lado, pero un día todo eso cambió, todos esos planes que un día planearon juntos, todas esas noches en el campo viendo las estrellas tirados en el césped mientras hablaban de como sería su futuro, esos paseos de la mano por las calles de Córdoba, ese beso apasionado en aquel día de lluvia mientras las gotas caían por sus preciosos cabellos y hacían mojar sus labios, al mismo tiempo que sus corazones latían rápido y sus cuerpos se rozaban suavemente como símbolo del amor que sentían el uno por el otro.
Nunca imaginó que aquel chico con el que algún día compartiría su vida, ese chico cual decía estar plenamente enamorado y le escribía todas las noches una carta con palabras de amor sincero, contándole lo mucho que la amaba, contándole como lograba en él ese nerviosismo cuando la tenía frente a sus ojos, cual poeta escribe a su musa tras cada trasnochar avivando el amor que hay entre la prohibición de su historia de Romeo y Julieta.
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La portada de un libro en blanco
RomanceUna historia sin comienzo ni final, sin planteamiento ni desenlace, solo una bonita narración de la vida de una chica que vive en la realidad. La verdad jamás contada en un libro, una historia sin final feliz.