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Vio como el coche se detenía frente a un edificio, se asomo por la ventana y lo vio mejor, eran unos apartamentos antiguos y mal cuidados, ni siquiera estaban pintados, dejando ver una fachada gris y sucia.

- Vamos cielo. - Abrió la puerta del coche su madre, haciendo que la niña perdiera el equilibro al estar apoyada en esta.

La tomo en brazos con cariño, abrazándola para si, comenzó a subir las escaleras de el pequeño edificio de dos plantas, no sin antes cerrar su coche.

- Mama. - La llamo su hija con su típico tono aniñado. - Abajo abajo. - Mando y esta obedeció.

Vio como su hija corría escaleras arriba, había dormido en el coche, así que la pequeña de 5 años tenia mucha energía. La mayor sonrió cuando llego al segundo piso y su hija corrió a esconderse tras ella, una de las 3 puertas se había abierto asustando a la albina.

De esta salió un niño de quizá 1 año o 2 más que la chica, que se quedo mirándola con curiosidad.

Era de su altura, con ojos levemente rasgados, dándole una forma de "gato" e indicando un leve gen asiático en ella, resaltaban mucho debido a las aureolas doradas que rodeaban su pupila formando el iris; su pelo al contrario de los chinos era ondulado y albino, algo bastante raro para los asiáticos junto a su piel pálida. De todas formas era una linda niña y Shorter se quedo algo afectado por eso.

- Perdona, ¿nos podrías decir donde se encuentra Ming Zhang? - Pregunto la mujer viendo al niño con amabilidad.

El pequeño vio los ojos de la señora, parecidos a los de la albina, solo que más rasgados, ella tenia más aspecto asiático que su acompañante. 

- Sí, seguidme. - Mando y bajo las escaleras, siendo seguido por las dos féminas hacia el restaurante chino. - Viejo, te buscan. - Anuncio acercándose a un señor de mediana edad que se encontraba bebiendo en la barra. 

Este alzo la mirada, sonriendo a las dos que se encontraban ahí, se levanto y acerco a la niña tomándola en brazos. - Miro como ha crecido mi sobrina. - Celebro y esta le sonrió, apenas se acordaba de ese hombre, pero su madre le enseño a ser amable con todos. - Bien, porque no te vas a jugar un rato? - La volvió a dejar en el suelo. - Tengo que hablar con tu madre, ¿Qué te parece ir a jugar? - Le sonrió, aunque sabia que en Chinatownn  no había sitios donde jugar.

- Shorter, llévala a dar un paseo. - Dijo uno de los padres del chico saliendo de la cocina y acercándose a la barra.

El chico asintió y tomo la mano de la albina sonrojándose levemente. - Vamos. - Y salió corriendo, arrastrando a la albina con él.

- Oh dios, Shorter Wong a conocido a las chicas. - Dijo su madre, desde la barra viendo como se iban.

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- ¿Cómo te llamas? - miro a la chica sentado en las escaleras del edificio al que volvieron.

- ___ Klein. - Susurro tímidamente, jugando con su largo pelo entre sus pequeñas manos.

El de ojos rasgado noto un extraño acento, pero muy leve, apenas se notaba. - ¿De donde vienes? - Pregunto con curiosidad, era raro que alguien que no fuera chino estuviera en Chinatown.

- Rusia. - Volvió a decir en el mismo tono.

- ¿Sabes hablar en ruso? - Pregunto emocionado.

La albina asintió confusa, había cambiado bastante de tema.

- ¿Me puedes decir algo en Ruso? 

- ¿Cómo que? - Se sentó a su lado más confiada.

- Una palabrota. - Sonrió, aunque era algo obvio lo que iba a pedir, pues eran niños.

- Umm no debería de decir esas cosas. - Hizo un puchero desconfiada, pero Shorter la acabo animando. - Piszdéts (Пиздец). - Susurro más bajo que nunca en el oído del chico. - Es como maldecir cuando algo te sale mal.

- Pidet. - Intento repetir, equivocándose y haciendo que la chica riera un poco.



Extranjera -Shorter WongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora