TRAICIÓN

CAPÍTULO 2

¿Casualidad o espionaje?

Kristyn.

— ¿Crees que me vería sexy en esta lencería?¿Te gusta bebé?

Una voz chillona me distrae de mi reflejo en el espejo y mi modo cotilla se activa. Arrugó el entrecejo al no escuchar respuesta del acompañe de aquella chica, que estupido ir de compras con con alguien y que no te presten atención cuando lo más probable es que las prendas que se miden y compran es para que la pareja se las vean. Por eso mismo yo me visto por y para mi misma, todos deberían hacer lo mismo.

Vuelvo a fijar la vista en el espejo y me acomodo el sostén de encaje rojo que deja muy poco a la imaginación, las joyas plateadas relucen en mis pezones rosados. Pasó las manos sobre mis pechos estrujando un poco haciendo que se me escape un pequeño gemido, continuo bajando las manos por mi piel topándome con el liguero que marca aún más la cintura.

Me muerdo el labio inferior, mi belleza es un arma letal de doble filo. Jalo el elástico de la diminuta tanga haciendo que me golpee la piel y giró sobre los talones dándome una sonora nalgada para luego reír, joder ¡Que buena estoy! y con tacones toda una perra empoderada.

Abro la puerta del vestidor y doy unos pasos quedando justo bajo el umbral de la puerta, giró en mi eje con los brazos extendidos al aire sonriendo coqueta.

— ¿Qué tal? —le pregunto a la asesora de ventas que me ha estado ayudando desde que entre—. Creo que lo usaré muy pronto.

— Ow... —sus mejillas están encendidas y aparta la mirada—. Le queda muy bien señorita Salvattori —sonríe nerviosa y le guiño un ojo.

— Claramente me lo llevo y todo eso —señaló la pila de ropa que hay en el banco del vestidor.

Por inercia miro todo el lugar encontrándome con dos de mis guardaespaldas en la entrada del establecimiento que me miran con disimulo, cosa que me causa gracia. Me compadezco de ellos.

Sigo el recorrido pero mi mirada choca con una encendida que me hace erizar, una mirada que me repara de pies a cabeza con absoluto descaro sin importar que tenga a su ¿pareja? Al lado. Sus facciones demuestran que está molesto pero en aquella mirada hay algo más que me pone los pelos de punta y a la vez haciéndome palpitar el coño, obligándome a apretar las piernas para evitar accidentes.

Que casualidad encontrarnos precisamente acá y quién diría que ese hijo de perra sea de los que acompaña a su pareja a comprar. Tan pequeño que es el mundo.

Me obligó a dejar de verle por lastima y vergüenza ajena ya que la mujer a su lado de manera posesiva se cuelga sobre él llenando su rostro de besos queriendo marcar territorio, al parecer sintiéndose amenazada por mi presencia y atuendo.

Para rematar, me agacho de la manera mas sensual y lenta fingiendo recoger algo inexistente, miro por el espejo del vestidor buscando sus ojos claros y sonrió al notar que toda su atención está en mi. Ver como empuña las manos y me fulmina me da a entender que lo pongo mal cosa que me agrada. Me incorporo y pasó las manos por mis nalgas y esta vez le miró directo a los ojos y le lanzó un beso entrando al vestidor y cerrando la puerta dejándole con la mandíbula tensa.

Ubicó el nuevo vestido por el que me cambie en unas tiendas atrás, me dispongo a quitarme la lencería tratando de soltar el broche del sostén cuando mi mano es detenida por otra más grande, la aparta y posa ambas manos en mi cintura enterrando los dedos en la piel, quemándome con su tacto. No apartó la vista del espejo y enarco una ceja cuando pega su cuerpo al mío.

— ¿Se te perdió algo, Nikolajev? —preguntó con sensualidad ladeando la cabeza, dándole espacio a su boca que con solo el aliento acaricia la piel de mi cuello.