Capítulo 4: Verdad

938 65 28
                                    

Por Towa

Se que estoy soñando, pero aún así soy muy feliz. Me encuentro en un parque cerca de mi casa, está nevando y hay una gruesa capa de nieve cubriendo el suelo, ¡Es un escenario perfecto! A unos árboles de distancia están papá Sota, mamá Moe, la abuela, el abuelo y mi hermanita Mei haciendo un muñeco de nieve. A lo lejos está Sesshomaru con una mujer, creo que es mi mamá Rin, se parece a mí en las noches de luna nueva y junto a ellos están el señor Inuyasha y la señora Kagome, a ellos los vi en las fotografías que tiene la abuela, están haciendo otro muñeco de nieve.

Yo estaba sola hace un momento, pero ahora están Setsuna y Moroha conmigo y empiezan a formar bolas de nieve, Moroha lanza una bola, volteo y le ha caído a Hisui que viene con Kohaku, todos empiezan una divertida guerra de nieve. Ahora cae algo de un árbol, volteo a ver y es una manzana roja, giro la vista hacia arriba y del árbol baja Riku, con esa sonrisa cautivadora, sus ojos verde esmeralda tan profundos y su misteriosa actitud que me fascina.

-Princesa, quiero ser parte de tu sueño - Me dice sonriendo, extiende su mano y yo la tomo alegremente.

*
Por Riku

La señorita Towa lleva un rato dormida, se ve tan tranquila y angelical y más ahora que tiene una sonrisa en el rostro.

-Espero que tengas dulces sueños princesa – Le susurro

Fijo la vista hacia el cielo, las estrellas están especialmente brillantes esta noche. Siento que la brisa se vuelve  más fría y empieza a nevar ligeramente. Tal parece que este laberinto es más extraño de lo que pensé. La señorita Towa abre los ojos y queda sorprendida.

-¿Nieve? Justo lo que estaba soñando

-¡Que curioso! Creo que de alguna extraña forma, el laberinto sabe lo que queremos y lo cumple

-No lo creo, buscamos la salida y no la encontramos

-¿Realmente querías salir? Porque yo no

-Vamos a desear encontrar la salida y verás que te equivocas

-Está bien

-Quiero salir de este laberinto – Dice Towa cerrando los ojos, como si fuera un pozo de los deseos.

-Quiero salir de este laberinto – Digo con simpleza

-Ya lo ves, no sucedió nada

-Princesa, deseo estar más cerca de ti, que no haya escapatoria para volver a abrazarte – Musito con voz firme, desde lo profundo de mi alma, si es que tengo una.

-También quiero abrazarte y no tener que soltarte otra vez – Agrega ella

Nos miramos fijamente, como si nuestros pensamientos estuvieran unidos, como si nuestras almas se hubieran encontrado y el universo prestara atención a nuestra existencia. Los enormes muros de roca que conforman el laberinto empezaron a cerrarse. La señorita Towa parece desconcertada, pero tengo la certeza de que nada nos va a pasar.

-No te muevas – Le pido con tranquilidad y  con esa confianza que tiene en mí, se queda quieta.

Los muros se cerraron hasta permitirnos quedar uno frente a otro. Por primera vez en mi larga existencia, no quiero manipular a nadie y no quiero cumplir mis deseos egoístas.

-Creo que si cumple lo que deseamos – Dice con una sonrisa

-Eso parece – Le respondo

Ella toma la iniciativa y me abraza por encima de los hombros, yo la abrazo por la cintura. Nos miramos fijamente, se lo que ella siente, su corazón se encuentra palpitando a toda velocidad y es por mí. En esta ocasión no soy un espectador de lo que los sentimientos les provocan a los demás, ahora soy yo quién está en medio de la escena.

Ella se ha enamorado de mí, o se ha enamorado de quién cree que soy, suspiro, en ese momento  dejo de sonreír. No he sido honesto con ella y no puedo besarla, ni aspirar a que me quiera sin haberle confesado al menos una de las verdades que he callado.

-Señorita Towa, necesitamos hablar – Pronuncio con seriedad.

El laberinto también me ha escuchado y los muros se separan. A pesar de todo, mi corazón se encuentra estable, ahora hay césped verde en el suelo y algunas flores. Nos sentamos sobre la manta y puedo ver los ojos llenos de ilusión de mi princesa, a quién estoy a punto de revelarle un gran secreto.

-¿De qué quieres hablar? – Pregunta sonriente, con ilusión en la mirada

-Primero quiero hablarte de mis sentimientos hacia ti – Suspiro- Me tienes completamente cautivado, por tu calidez, por tu dulzura, por tu sencillez, por la forma en la que proteges a tus seres queridos, porque no te importa ser una hanyo, eres completamente única y todo eso me ha enamorado.

-Riku, yo también…

-Déjame terminar por favor – La interrumpo – No todo es miel sobre hojuelas. Si vas a corresponderme tienes que saber quién soy en realidad.

-Me estás poniendo nerviosa. Ya se que eres un pirata, pero me aseguraste que no robas a mujeres, niños, ni pobres. También se que fue tu petición derrotar a los cuatro peligros y eres patrocinador de Jyubei. No tengo ningún problema con eso – Me responde.

No puedo seguir escuchándola, cada palabra suya me hace sentir como la basura que soy, así que me apresuro a hablar.

-Soy un subordinado de Kirinmaru, y mi deber es matar a las princesas mitad demonio. Tengo una agenda oculta que es recolectar las perlas arcoíris para Zero, pero jamás se las entregaría, las quiero para mí incluyendo las perlas plateada, dorada y roja. Esa fue mi intención contigo al principio, pero ahora todo ha cambiado, ¡Estoy enamorado de ti!

– Le confieso mientras trato de tomar su mano.

Towa se aleja, sus ojos reflejan decepción, miedo, rencor y tal vez odio. Su dulce mirada se ha transformada en una mirada dura, sin piedad, digna de una hija del señor Sesshomaru. 

-No permitas que tu sangre demoníaca te domine, no quiero que pierdas el corazón – Le digo preocupado

-Un ser sin sentimientos como tu, no puede preocuparse, ¡No seas hipócrita! Setsuna y Moroha tienen razón, soy demasiado ingenua. Debes estar divirtiéndote mucho ahora, enamorar a la niña tonta para que ella y su familia bajen la guardia y cumplir tu propósito. Eso estás pensando, ¿Cierto? – Me reclama mientras se coloca en posición de ataque con su espada de energía demoníaca.

-Tuve muchas oportunidades para hacerlo y no les hice daño, excepto por aquella ocasión cuando las envié directamente a la trampa de Konton y Totetsu – Hable bajando la mirada

-¡Te odio! – Me respondió lanzando un soryuha que pude esquivar.

Me siguió con la espada, me atacó en cada oportunidad que tuvo, pero ahora no me atrevería a lastimarla, simplemente la esquivo, pero no peleo.

-No puedes conmigo, y no vas a poder contra Kirinmaru o Zero. ¡Déjame ayudarte!

-Has mencionado ese nombre varias veces, ¿Quién es Zero? ¡Habla! – Me ordena

-Es la hermana mayor de Kirinmaru, es quién detesta a los humanos y a los hanyo, es quien ordenó el incendio donde te separaste de tu hermana.

-Es para quien trabajas, es por quién nos quieres muertas – Agrega furiosa - ¡Ya no quiero verte! ¡Quiero que desaparezcas! – Grita desesperada.

El suelo se queda sin césped, las flores se marchitan, la tierra empieza a temblar, bajo mis pies se abre una grieta, empezamos a correr porque mas grietas se abren por doquier. En un momento ya no tengo a donde huir.

-¡Te quiero, princesa! – Grito mientras caigo en la profundidad de la tierra.

-¡Riku! ¡Riku! – Grita ella y alcanzo a ver que estira la mano para sostenerme, pero no me alcanza

LaberintoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora