Prólogo

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Corro sin parar. Siento como la suela de mis zapatos se van desgastando, cada vez mis pies están en mayor contacto con el suelo ¿tan viejos estaban mis playeros? Es imposible, los compré hace tan solo dos meses.

Mi respiración es cada vez más pesada y me cuesta tomar el suficiente oxígeno, pero necesito llegar a mi casa.

No me fijo por donde corro, solo lo hago. Ni siquiera tengo fuerzas para seguir pero los altos niveles de adrenalina están permitiendo a mi organismo dar más de lo que en realidad puede ofrecer. Tengo que conseguirlo.

El dolor en mi pierna es persistente pero mi cabeza no me permite prestarle demasiada atención porque se mantiene ocupada pensando en la traición y la supervivencia.

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