Un nuevo comienzo

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Hacía un calor abrasador, el cielo estaba despejado y se podían ver los campos llenos de girasoles. Mi hermano como de costumbre se había quedado dormido apoyado contra el cristal de la ventana del coche hacía dos horas. Estaba muy cansada, los párpados se me caían y nada más cerrarlos un segundo...

-¡DESPERTAR YA HEMOS LLEGADO!- Gritaron mis padres emocionados. Salimos todos del coche y sacamos todas las maletas, cajas y recuerdos que teníamos de nuestra anterior vida.

Mi hermano parecía una momia recién levantada de su sarcófago. Cuando nuestros padres abrieron la puerta para entrar en la casa corrió más que en toda su vida para echarse en el sofá a dormir otra vez.

La casa era de piedra, con enredaderas, era como la casa ideal que siempre quise tener. Me recordaba a las casas de la Toscana, en esas donde las historias de amor, aventura y tragedia se realizaban. Ojalá este verano fuera tan interesante. Por dentro parecía una mansión era más grande que el piso que teníamos en la ciudad, mi habitación tenía un vestidor, una cama grande y unas hermosas vistas en las que se podían ver todas las casas del pueblo.

Voy a empezar a decorar esta habitación, pero antes de todo voy a poner música, me siento con mucha energía, pero a esto le falta un poco de ritmo así que pongo mi playlist de mis canciones favoritas. Abrí las cajas y empecé a colgar las fotos de las amistades que había dejado atrás, mientras bailaba colgaba las luces de colores y colgaba mi ropa en las diferentes zonas del vestidor.

-Voy a dar un paseo por el pueblo en bici a ver si no me pierdo.- Comencé a reír, salí de mi habitación dirección a las escaleras cuando me encontré a mi hermano jugando a la nintendo.

- Ezio, ¿te apetece dar una vuelta en bici?- Le pregunté pero conociéndole no me está escuchando -Ezio contestame weón- le dije por segunda vez.

-Sí, sí te escucho pero no te voy acompañar- me contestó mientras estaba tenso porque había llegado al boss final del videojuego.

Bajé las escaleras y me fui a la cocina a por una botella de agua. Antes de irme mi madre se acerca a mi y me dice.

- Nos han invitado los vecinos a su casa a las seis y media- Asentí y me fui a dar un paseo.

La casa de mis vecinos era antigua pero a la vez muy parecida a la mía, me gustaba. Mientras andaba en bici por estas calles estrechas llenas de vida en las que había niños jugando.

-¿Eres nueva aquí?- me dijo una chica de pelo negro azabache con los ojos negros.

-Si, ¿cómo lo sabes?- le contesté sonriendo.

-Porque vivo unas casas más abajo que tú y vi hace unos días el camión de mudanza- me lo dijo muy entusiasmada y rápido - Por cierto me llamo Iratxe. - mira el reloj y empieza a correr- BUENO YA ME VOY QUE LLEGO MUY TARDE A UNA QUEDADA-

-Adiós- le dije muy extrañada y comencé a volver a casa.

Cuando por fin llegué a casa me di una ducha y me cambié de ropa. Cuando fuimos a la casa de mis vecinos nos abrieron la puerta un hombre y una mujer.

Ella era bajita de pelo rubio como el oro y unos ojos verdes como las olivas de jerez, en cambio el hombre era alto, pelo y ojos negros como el carbón. Después de hablar un rato con ellos me parecieron muy joviales, el hombre era más formal pero siempre se reía.

De repente la madre se excusa y se va del salón, al rato aparecen dos chicos acompañándola. Uno era rubio de ojos azules. El otro era una mezcla de la mujer y el hombre, pelo negro y ojos verdes. Me acerco a ellos súper alegre con una sonrisa.

-Hola, me llamo Lynda.- le dije sonriente.

-Hey- me contestó.

Hola, esta es una colaboración con Mosquito0019 si queréis leer la otra parte de la historia entrar en su perfil.

UN VERANO DE CAMBIOS: Buscando mi sueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora