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El día se tornaba cada vez más aburrido, y el sol lograba que el calor fuese insoportable, por lo cuál un pequeño niño ahora mismo se quejaba, y era tanto que posiblemente se escuchara hasta el templo

— ¡¡¡NOBA-SAAAAAN!!! — Grito con alegría, levantándose del suelo para correr hacía la puerta al escuchar segundos antes que se abría. deteniéndose al ver que no estaba solamente Nobara, si no Gojo detrás; el cuál lo miraba como si de una mosca apestada se tratara.

— Yuu, mi vida. Te traje unos helados del exterior — hablo mientras le daba una pequeña bolsa con helados dentro — de seguro debes estar fatigoso por el clima — Revolvió los cabellos contrarios, para luego sacar un pañuelo y limpiar el rostro de Yuuji el cual sonreía.

El pequeño desvió su mirada desde Nobara hasta Satoru; buscando una razón para que estuviese allí.

— Tengo algunas cosas que resolver, así que mientras yo charlo, tú ve al jardín y disfruta todos los helados antes de que se derritan por completo. —Nobara hablo suave

— ¡¿Qué?! ¡¿se derriten?! — grito Yuuji, logrando que Nobara ríera y enojara a Satoru, por lo cual Yuuji salió corriendo hacia el jardín ni bien vio las facciones de enojo que mostraba el Dios.

— Es demasiado tonto, espero que pronto optes por regresarlo al mundo en el cuál pertenece — Nobara soltó un suspiro al escucharlo decir otra vez aquello.

— No es tonto, solo es un niño inocente que no sabe nada más que lo que hay en la cabaña y el bosque a puras penas. — La mirada de Nobara reflejaba amor y aprecio hacía el pequeño. Satoru odiaba esa mirada. El solo saber que alguna vez el tuvo aquel brillo de amor en sus ojos le daban ganas de vomitar. — respondiendo a su duda, ya le dije que si usted manda a Yuuji al exterior, yo me iré con él.

— ¡Mierda, Nobara! ¿por que haces muchísimo por él? Ellos son los peores ¿acaso no comprendes? — Satoru exclamo con molestia.

— Qué a usted le hayan pasado tales cosas no significa que a todos nos sucederá, Yuuji es la persona más amable y pura. Esta conmigo desde que era un bebé, está creciendo aquí, por lo cual nunca atacara el lugar donde creció.

— Eso piensas, pero puede cambiar. Está en su interior, los humanos siempre harán lo que sea por beneficiarse; mentirán, traicionaran, matarán, y todo por salvarse a ellos mismo. — Satoru coloco sus manos en los hombros de Nobara, mirándola fijamente. Quería que ella recapacitara.

— Sí, tal vez pero si solo te dieras el tiempo de conocerlo, te aseguro que le tomaras cariño, Satoru — Nobara quito las manos contrarias de sus hombros para caminar hacia el jardín, viendo como Yuuji jugaba con una mariposa.

— Nunca le tomaré cariño, y muchísimo menos a un humano.. 

— nunca digas nunca, Satoru — Murmuro al recordar lo que le había dicho megumi cuando le llevo a Yuuji.

— ¿Megumi? ¿Qué haces aquí y por que a estas horas? — Nobara avanzo algo confundida hasta él para poder observar lo que llevaba, sorprendiéndose al ver claramente que era un bebé. — ¿Satoru sabe que esta criatura esta aquí..? — susurro.

— El Dios Gojo me dijo que lo cambiará, y que después lo regresará al mundo de los humanos pero siendo totalmente sincero... No quiero eso Nobara-san. Su madre lo abandono aquí como una ofrenda, así que él, realmente no tiene a nadie.

El rostro confundido de Nobara era todo un gran dilema. Satoru ya le hubiese quitado la vida al pequeño.

— ¿Por qué no lo mato? — preguntó con curiosidad 

禁断 | 𝘗𝘳𝘰𝘩𝘪́𝘣𝘪́𝘥𝘰  - 𝗚𝗢𝗬𝗨𝗨Donde viven las historias. Descúbrelo ahora