Parte 1

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POV Juliana

En esa mañana de noviembre lo supe. El cielo y el infierno están en el mismo lugar, puedes sentirlo en vida, donde sea que te encuentres. luchas, quieres huir, pero si has conocido el cielo, inevitablemente tendrás que pasar por el infierno. Para mí, el ángel y el demonio que me condujeron de la mano a estos lugares son uno solo, tienen el mismo nombre. Que diferente era todo hace seis meses, cuando ni me imaginaba que alguien así podía existir. Pero no, esto no es una queja ni un reproche, porque muy opuestos que sean, no cambio este cielo y este infierno, nunca me sentí tan viva y morir en las mismas proporciones me parece lo más justo.

Seis meses atrás

Que poco consciente somos a veces de lo que estamos creando. El universo está ahí escuchando, tratando de hablarnos y nosotros tan metidos dentro de nuestra propia cabeza lo ignoramos una y otra vez, pero esa mañana fue diferente. Cuando abrí los ojos lo sentí, el aburrimiento de aquella vida monótona, vivir para trabajar y decirme que todo estaba bien, que hay que ahorrar para el futuro y que no me podía quejar. Pero donde estaba la emoción, ¿dónde estaba por lo menos el amor? No, por más que quería no me podía engañar, aquello que tenía con él podía ser muchas cosas, pero no amor. La cama estaba vacía, me giré y escuché ruido en la cocina, me levanté y caminé hacia la puerta de la habitación, lo vi dejando la taza de café vacía sobre la encimera de la cocina.

Juliana:- ¿vas a salir tan temprano? Dime que vas por desayuno a la mansión del pan-traté de sonar amigable, pero por su ropa sabía que iba a la oficina.

Guillermo:- Perdón chaparra, no quería despertarte- se acercó y me dio un corto beso -tengo que ir a la oficina a revisar unos planos, me lo pidió Luis esta mañana, esto será largo pero te compensaré en la cena, lo prometo.

Juliana: -¿Es en serio que me tengo que quedar otro domingo aquí sola Guille?

Guillermo:-Esto no es por gusto Juliana, este proyecto es realmente importante y sabes que Luis ha sido muy amable al incluirme, hay otros arquitectos en la constructora-suspiró cansado- Por favor entiéndeme, puedes mientras trabajar en tu libro y en la noche lees algo de los avances para mi ¿Qué te parece?

Le sonreí con dulzura, pero no porque estuviese comprando su idea, sino para dejarlo ir tranquilo y no causarle malestar en sus horas de trabajo. Al final, yo sabía que él se estaba esforzando, ese trabajo prácticamente le había devuelto la confianza que había perdido durante una mala racha de desempleo el año anterior.

Juliana: -Tienes razón, pero la próxima vez no importa, me despiertas, no te vayas sin despedirte.

Guillermo:-Lo haré amor-se acercó y me dio otro corto beso, tomó las llaves del auto y se fue.

Me asomé al balcón y vi el mar en frente. Amaba esa vista, a veces no podía creer que viviera en el lugar que siempre soñé. Desde el balcón de mi departamento en el cerro solar, se podía ver la playa mansa, los veleros de la escuela de vela al inicio del cerro, las aves, los mejores amaneceres y atardeceres, y por supuesto, la luna. Adoraba ver la luna durante las noches con una copa de vino y fumar un cigarrillo. Pero esos eran solo pequeños placeres, compañeros de mi soledad, porque en el fondo sentía que me faltaba algo más y sobre todo me sentía muy sola, vacía. Una sensación de que la vida estaba pasando mientras me quedaba estancada en el mismo lugar.

El sol estaba brillante, así que después de regar las plantas decidí que era un día bonito para nadar. Tomé un poco de café, frutas y jugo, mientras desayunaba vi la nota que Guille había dejado pensando que despertaría tarde, la arrugué con rabia y la boté. Luego bajé a la piscina del conjunto residencial.

Mientras caminaba hacia una de las tumbonas la vi, pensé en regresarme al departamento, pero ya era demasiado tarde, la mujer rubia con un jugo de frutas en la mano se dirigía en mi dirección para saludarme.

LA ENTREVISTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora