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POV Juliana

El 23 de diciembre, un día después de mi conversación con Valentina, papá y yo decidimos seguir con nuestros planes y pasar la navidad en su departamento de la capital. Cenamos con amigos de la universidad donde él seguía trabajando como profesor de literatura y la gran sorpresa de la noche fue conocer a Micaela, una amiga de su clase de francés. No tardé en darme cuenta de que ella parecía estar muy atraída por el cerebro, el corazón y la amabilidad de Macario Valdés. La cena que preparamos entre mi padre y yo fue un éxito, cocinar seguía siendo una de las cosas que realmente me gustaba hacer, el ponche de huevo de Macario una delicia.

Después de la cena, Micaela cantó villancicos tradicionales con una voz de soprano realmente impresionante, me contó que se dedicaba al teatro musical y que había vuelto a la clase de francés para perfeccionar su pronunciación para un musical que iba a protagonizar sobre la vida de Edith Piaf. Valentina y yo solo intercambiamos mensajes de navidad, al igual que lo hice con sus abuelos, Rosa, abuela Adita y otros de mi grandes afectos. Después que todos se fueron papá y yo nos quedamos un poco más conversando en el mueble de la sala.

Juliana:-Papaaa, es increíble, ella es muy bonita y tiene una personalidad fascinante-lo abracé- de todo corazón deseo que funcione para ustedes.

Macario:-Jajaja no corras Julianita, pero si, todo va bien-me guiñó un ojo

Juliana:-No puedo creer que no me lo contaras antes-lo golpee con un cojín que tenía en la mano.

Macario:-Antes no había nada que contar Julianita-Nos fuimos a dormir-¿quieres dormir conmigo mi monito?

Juliana:-Imposible decir que no.

A la mañana siguiente abrimos los regalos, mi papá me regalo un hermoso vestido veraniego amarillo con flores blancas.

Macario:-Para buenos aires y tu ruta por el sur Juli.

Juliana:-Es hermoso papá. Graaacias- lo abracé emocionada.

Para el año nuevo nos separamos, él se fue a una fiesta con Micaela y yo a una con Deborah y su esposo. En algún momento había sentido que me faltaban experiencias por vivir, y era verdad, por ejemplo, una fiesta de año nuevo a reventar, porque siempre había sido muy familiar y la pasaba en casa. Aquella fiesta fue solo el comienzo de una serie de experiencias nuevas que me propuse conocer.

Cuando la promoción del libro comenzó, volví a reconectar con lo que significaba llevar una agenda. Los primeros días de enero hice entrevistas para algunas de las principales revistas mexicanas y fue interesante estar del otro lado en el proceso. Luego, para el día de reyes, Deborah y yo comenzamos nuestra gira de promoción por Sur América, estuvimos en algunas ferias de libros y firmas en centros comerciales de las principales ciudades de Latinoamérica. En el proceso, volví a hablar con Alicia, nuestra psicóloga en Houston y ella encantada aceptó que hiciéramos terapia online. Respecto a esto, entendí que era verdad aquel chiste que alguna vez había oído a un celebre comediante mexicano "la canasta básica debería de incluir leche, huevos y terapia" Una parte importante a reconocer era mi necesidad de sentirme siempre acompañada, tenía que encontrar la forma de aprender a pasar tiempo conmigo misma, en tranquilidad, con verdadero amor, porque al final del día y en el interior era conmigo misma con quien siempre podría estar. Constantemente volvía a resonar aquella frase de que el amor es algo que puedes compartir, pero no esperar que te lo den.

De la mano de Alicia comencé con mis tareas. La primera vez que almorcé sola en un restaurante fue raro, era verdad que yo odiaba comer sola, pero luego me cuestioné, porque muchas veces había comido sola por trabajo u otras causas y no había sido tan malo, definitivamente era algo que estaba en mi mente. Luego fuimos un poco más allá y me fui a ver una película sola en el cine, estuvo super divertida porque escogí una comedia. Alicia me había explicado que esto en realidad me pesaba porque era algo muy de mi cultura latinoamericana, pero que había otras culturas donde era tan normal como ver tu solo una película en la televisión, en realidad lo disfruté. Deborah estaba encantada con que lo estuviese haciendo mientras cumpliera con la agenda, además parte de lo que estaba haciendo también me servía para hacer turismo.

LA ENTREVISTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora