Capítulo Cinco: El Inicio de la Caída

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"El Inicio de la Caída"

Reviso los documentos de la compañía de telecomunicaciones junto con Hoyte. Este me guía y explica los contratos uno a uno, aconsejando que decisiones tomar. Hacerme cargo de todo está resultando una verdadera pesadilla pues de negocios poco he aprendido yo.

—No comprendo nada —resoplo, frustrada.

Hoyte se quita los lentes, dedicándome una mirada paternal.

—Todo esto debe ser demasiado para ti, Skade —dice—, terminaré todo yo... intentaré concentrar lo más importante en un solo informe. Por cierto, tu padre no terminó de cerrar un trato con Suecia.

—¿Cuál de sus dos negocios? —cuestiono.

—Iba a ser proveedor del servicio de electricidad en una región del país —responde—, recomiendo cerrar el trato antes de que otra empresa se pueda adelantar a solicitar el puesto.

—¿Qué otra podría entrar?

—Formax —responde elevando una ceja con una mueca en los labios—. Y no adivinas el dueño...

—Grey.

No me sorprende.

—Oh... vaya —murmuro— ¿Algo más?

—Enviamos una carga hacia Alemania ayer por la noche, no ha llegado confirmación del primer filtro por lo que Lucas se fue ayer a la medianoche junto con su equipo... No ha regresado.

—¿Cómo es que no me he enterado de esto hasta ahora? —pregunto, alterada— ¿Dónde está Michael Sigmund?

—Se fue con él —responde—, intentaré saber quién aprobó esto.

—Todo debe pasar primero por mí —digo—, nada puede moverse sin mi aprobación, déjales en claro que la oficina no está vacía. Si voy a hacer esto por lo menos tengo que jugar el papel de mi padre de manera correcta.

—Claro, les haré saber —responde.

—¿De cuánto era la carga perdida?

—Media tonelada —responde.

—¿En cuánta pérdida se traduce eso?

Hoyte guarda silencio y teclea rápidamente en la computadora del escritorio, tras algunos segundos gira la pantalla hacía mí, señalando el número de nueve dígitos al final del cuadro. Contengo el aliento.

Si fuese por mí que se pierda todo, pero no es así.

—Hay que encontrarlo de inmediato y llevarlo con los compradores —digo, pellizcando el puente de mi nariz.

Genial, ya empezaron los problemas.

—Enviamos otro de inmediato para no perder el trato pero usted sabe que no podemos perder esa cantidad de dinero —responde, consternado—. Debe llamar a los compradores después de las tres para presentarse como la nueva jefa.

—Lo sé —respondo— ¿Consejos?

—Solo imita a tu padre —responde.

Eso es todo lo que no quiero ser. Solo asiento hacia él. Llaman a la puerta, bostezo.

—Adelante —digo.

La puerta se abre, revelando el rostro de un hombre desconocido. Trae el mismo uniforme que suele usar Lucas cuando está trabajando, guarda el arma en el cinturón.

—Señorita Skade, Lucas Guldbransen acaba de llegar —informa—, hay problemas.

Me levanto de mi silla de inmediato.

RENACIDA: VendettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora