𝐓𝐑𝐄𝐈𝐍𝐓𝐀 𝐘 𝐍𝐔𝐄𝐕𝐄

236 24 0
                                    

(2/3)



Permanecer en un cuarto de hospital, casi inmovilizado, mientras su hija recién nacida se encontraba en manos de unos hijos de puta y su alfa se hallaba volando hacia otro país, era el mismísimo infierno para Soonyoung.

Todo su ser dolía, tanto física como emocionalmente. Estaba devastado como nunca antes en su vida lo había estado. Le habían dado justo en sus puntos más débiles, casi asesinándolo.

Sin su beba y sin su alfa, Soonyoung no quería seguir viviendo.

Sin embargo, confiaba en Mínghào, confiaba en que ambos regresarían a su lado.

Pero, ¿cuánto tiempo más tendría que soportar? Porque sentía como si lentamente estuviese agonizando. Y lo estaba. Soonyoung se encontraba sumergido en un estado de completa tristeza, debilitado a más no poder, apenas pudiendo respirar.

No quería comer, no quería hablar, no quería moverse. No quería nada. Ni siquiera la presencia de Joshua le animaba, quien no se había movido de su lado desde que Mínghào se había marchado. El rizado apenas le hablaba a su amigo para pedirle ayuda cuando sentía ya muchas ganas de ir al baño. Y sólo eso.

Luego regresaba a la camilla con su ayuda, se acomodaba, abrazaba una almohada que le había pedido a Mínghào que marcara con su olor y volvía a su rutina de llorar hasta caer rendido por el sueño.

Pero todo empeoró al día siguiente. 

Soonyoung se despertó de golpe, sintiendo un gran escozor en la marca de su cuello. Todo su sistema se alertó, y al instante se desesperó.

Mínghào.

El omega cerró sus ojos con fuerza, permitiendo que los sentimientos de su alfa lo dominaran completamente.

Miedo.

Angustia.

Impotencia.

Dolor

Soonyoung rompió en llanto, sufriendo por una interminable hora  aquellos sentimientos que no le pertenecían. Tuvo la certeza de que nada estaba saliendo como Mínghào lo había planificado. Soonyoung sentía en su pecho que el plan había fallado y su alfa estaba sufriendo las consecuencias.

Y luego, de repente, dejó de sentir. En su ser ya no habitaba ningún sentimiento ajeno; ningún sentimiento de su alfa. Era como si hubiese perdido la conexión con Mínghào, como si el lazo hubiese perdido su poder.

El frío lo invadió de pronto, y Soonyoung soltó el grito más desgarrador de su vida, llorando muy ruidosa y desesperadamente. Apenas sentía la presencia de Joshua y de varias enfermeras, mientras el sufrimiento lo azotaba sin piedad, aniquilando con su última chispa de esperanza.

En medio de sus incontrolables alaridos, Soonyoung sintió un pinchazo en su brazo. Y al mirar con temor aquellos preocupados ojos mieles de su mejor amigo, entendió que lo habían sedado.

Su dolor haría una pausa.

Soonyoung cayó dormido, deshecho en lágrimas, luego de susurrar hasta el último segundo el nombre de su alfa. Un alfa que, tal parecía, ya había iniciado su partida.




Y despertó sudando, inhalando aire con fuerza por la exaltación que le había dado aquella pesadilla.

Temblando de frío y respirando con irregularidad, Soonyoung se incorporó en las penumbras, ahogando un gemido cuando sintió una punzada de dolor en su abdomen bajo. El desespero lo atacó al percatarse de que su enorme panza ya no estaba, y lo que fue peor, aquella no era la habitación que compartía con su alfa.

支配: 𝘀𝘂𝗯𝗹𝗶𝗺𝗲 𝗱𝗼𝗺𝗶𝗻𝗮𝗰𝗶ó𝗻 |𝙝𝙖𝙤𝙨𝙤𝙤𝙣Donde viven las historias. Descúbrelo ahora