Jamás se cansaría de verlo. Era hipnótico, profundo, de un gris tormentoso que producía muchas veces calma pese a su ferocidad. Cada vez que cubría su ojo derecho y se enfocaba en ver ese color tan distinto al suyo, esa gama de emociones poderosas, briosas y a la vez enigmáticas en el iris de su alma gemela, no podía negar que el corazón se le aceleraba hasta el punto de ser doloroso. Cuanto deseaba conocerle, y no porque su vida sentimental lo requiriese, ya que Hal Jordan se destacaba por ser un espíritu libre que andaba con quien su deseo le dictase. Pero esa curiosidad nata, esas ansias en su ser, su energía desbordante y su corazón latiéndole deprisa cada vez que se cruzaba con esa mirada, le hacía sentir una necesidad imperiosa de encontrar al responsable de esos ojos que le estremecía como pocos.
"Heterochromia iridium, condición en la que los iris de los ojos de un ser son de colores diferentes". Pero en este caso, su izquierdo le pertenece a tu alma gemela.
Y con los años, pese a que pareciera que el destino no les daba lugar a encontrarse, Hal nunca dejó de sentir ese vértigo en su estómago por la emoción, pensando en si algún día le conocería. Porque tal pareciera quien tuviera su color, vivía en constantes emociones desmedidas. Jordan tenía la particularidad que podía sentir a su otra mitad. Sentirle nervioso o estresado que hasta le hacía temblar el ojo; cansado, notando sus párpados pesados y fatigosos; y profundo dolor, como en un par de ocasiones que sintió que ardía tanto que hasta creía que quemaba. Una vez, a una muy corta edad, el dolor había sido tan desgarrador que cayó desplomado al piso con un fuerte alarido. ¿Alguna vez su alma gemela había sido feliz? Apenas si recordaba ese destello de emoción en su niñez.
Y un día pasó. Y en la persona menos pensada.
Estaba herido, el mundo corría peligro y él sobrevolaba una ciudad destruida por unos parademonios. Tenía el brazo roto, pero no así su valor y voluntad, iría a enfrentar a Darksied hasta las últimas consecuencias. Hasta que de la nada le vio, ese hombre vestido de murciélago entrometiéndose en su camino. Tuvo que hacer un esfuerzo extraordinario para detener su vuelo ante su presencia.
—¡Sal de mi camino, Batman!
—Tu brazo está roto, idiota.
Hal ocupó la fuerza de voluntad y construyó un yeso para su herida, luego llevó el anillo al anular de su mano izquierda.
—Puedo encargarme de esto. Fuera de mi camino. —Avanzó hacia el murciélago sin dudar para pasar de largo.
Bruce posó su mano en su hombro en un intento de detenerle.
—Vas a morir.
—Entonces moriré —dijo entre dientes quitándose el brazo de encima y continuó avanzando.
—¿Qué tratas de probar?
Aquella pregunta le hizo enfurecer. Se dio media vuelta para encararlo y arremetió con irritación.
—¡No estoy tratando de probar nada, tú, patán, fenomenal! No actúes como si me conocieras, porque no es así.
Hubo unos pequeños segundos de silencio hasta que Bruce lo rompió.
—Tú y yo somos... parecidos.
—No somos parecidos en nada.
—Peleamos al lado de un alienígena, una amazona, un relámpago humano, un ciborg y un velocista. Hasta donde puedo notar, Hal, tú y yo somos los únicos normales aquí.
—Yo nunca te dije mi nombre —comentó con sorpresa, abriendo sus ojos.
—Lo vi en tu traje de vuelo.
Y fue entonces que Batman retiró hacia atrás su máscara y se presentó.
—Mi nombre es Bruce Wayne. Cuando tenía diez años mis padres fueron asesinados frente a mí. He pasado mi vida entrenando para combatir la misma clase de criminales que me los quitaron. Pero esto... es diferente. No se trata de mí.
Y Hal quedó completamente enmudecido. Ahí estaba frente a él, Bruce Wayne, aunque no sabía quién carajos era Bruce Wayne, pero lo que sí sabía era identificar esos colores de ojos: el suyo propio y el que había llevado por tantos años. Lo reconocería en cualquier lado. Y aquella anécdota... ahora todo tenía sentido. Todas esas emociones tenían coherencia. Sin pensarlo desvaneció su máscara y vio como el hombre frente suyo le sonreía sutilmente. Y pues claro, Batman horas atrás ya le había visto, cuando le retiró su anillo y le vio vestido de civil. ¿Entonces ya sabía de antes que era su otra mitad? Y algo mágico pasó al cruzar sus miradas. Sintió un pequeño dolor en su ojo izquierdo y no pudo explicar porque una sensación de angustia al sentir como su propio color se formaba en dónde antes tenía el de su alma gemela. Pero al ver a Bruce nuevamente, disfrutar de aquellos ojos únicos, disipó por completo toda sensación de tristeza.
—Tú eres... —intentó hablar con él, por fuera de todo lo que sucedía a su alrededor, hasta que ese hombre le trajo de regreso.
—Esto es más importante que tú y que yo, Hal. Sal de tu propio camino, concéntrate en lo que importa aquí —mencionó acercándosele—. Todos los demás. Reagrúpate con los otros.
—Y hacer qué exactamente.
—Eres llamativo, si tienes algo que decir, te escucharán. Al menos trata de parecer listo. Mantenlos vivos, mantén ocupado a Darksied hasta que yo vuelva.
—¿Volver? ¿De dónde? —Veía intrigado como Bruce se vestía con ropas que encontraba desperdigadas por doquier.
—No ganaremos sin nuestro gran cañón. —Comenzó a trepar una pila alta de escombros.
—¿A dónde diablos vas? ¡Oye!
Bruce silbó para llamar a un parademonio y alzó los brazos.
—Buscaré a Superman. —Se alejó con el monstruo que le había capturado.
Mientras, Hal, le veía como se marchaba a rescatar al héroe de Metrópolis.
—Bruce Wayne, eh. Y dicen que yo soy el loco. —Sonrió con satisfacción—. Así que mi alma gemela es Batman. Eso no me lo esperaba. Pero definitivamente es muy excitante.
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Notas finales:
Gracias a todos por leer! Siempre feliz si disfrutan un poquito con mis historias. En esta ocasión elegí almas gemelas, y como me encanta trabajar con las miradas de cada uno, vi perfecta que sea con la trama de heterocromía. Ojalá les haya gustado!
Inspirada en la película: Liga de la Justicia, Guerra. Parte de los diálogos de la escena narrada se encuentra tomados de esta película. Les dejo el link para que lo vean, es taaaan Batlantern! Que mueriending de looove!
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