"Hace tiempo que no me escribe cartas... creo que me estruja el pecho"
...
Sabito estaba impresionado al mirar fijamente la cabellera de Kyojurou,
-"¿Era real?" - se preguntaba.
Ambos estaban quietos desde hace minutos, pues el chico de ojos lavanda había llegado a la casa del contrario; y solo por una petición de Giyuu. Él no pensó que en ese momento en el que casi toca la puerta, el rubio saliera con un ramo de mimosas... ¿Entonces porque tanto pánico en el rostro de Kyojurou? Bueno...
- ¡¿Por qué tienes esa horrible cicatriz en tu mejilla?! - gritó señalando con su mano libre.
-... ¡¿Eh?! - frunció el ceño y sonrió de lado, sobresaltando una vena en su frente -. ¡¿Cómo que horrible?! - cuestiono furioso, señalando su mejilla derecha le contesto -: ¡Esto es debido a la guerra niño!
- ¡¿Estuviste en la guerra?! - volvió a preguntar en vez de disculparse.
- Pues... ¡¿Qué demonios?! ¡Yo solo venía a invitarte a comer! - indignado por toda la situación, resoplo, dando media vuelta cruzándose de brazos en un pequeño salto de punta, talón.
- ¿Invitarme a comer? - confuso pregunto con una voz más tranquila.
- Sí - respondió seco -. Uhm... Giyuu me pidió que viniera a llevarte a su casa para disculparse por su actitud de la semana pasada. - mirando de reojo, solo pudo observar a un Kyojurou sonrojado -. Él quiere explicarte algunas cosas, pero tuvo pánico, así que decidí venir yo en su lugar.
- Oh... entiendo. - se acerco a él, he hizo una reverencia de disculpas -. Estoy a tu cuidado.
La sonrisa clamada de Kyojurou, hizo suavizar a Sabito que no tardo a asentir y ruborizarse (Pensar que era el hermano mayor cuando le decían que estaban a su cuidado... lo hacía sentir avergonzado). Ambos chicos manteniendo el silencio empezaron una caminata tranquila hacia la casa de Tomioka, pero Sabito sintiéndose algo abrumado por ver como el rubio miraba el suelo con tristeza, comenzó a contarle del porque no vio su cicatriz ese día; la cara de Kyojurou cambio totalmente con una sonrisa más viva.
Aquel primer encuentro, Sabito se había maquillado para una sección de fotos de Uzui, pues aquel hombre tan mencionado, era muy exótico en todos los sentidos, un artista bastante explosivo en el buen sentido. El hogar de Giyuu no quedaba tan lejos pero aun así su caminata era bastante calmada, eso fue suficiente para contarle a Kyojurou sobre su "reclutamiento en la guerra".
Todo empezó porque su abuelo Urokodaki se había alistado cuando él tenía trece años. En ese entonces la familia de Giyuu y la de él eran muy buenos amigos, por lo que Giyuu siempre estaba pegado a su lado. Su abuelo era dueño de un bote remolcador, y en una noche de curiosidad, Sabito y Giyuu fueron a ese bote que había regresado por cargamento. Aquellos niños jugando al escondite para darle una sorpresa al viejo Urokodaki, en la pequeña cabina... eso, se convirtió en una horrible experiencia en la que se embarcaron; pues la guerra no había terminado como habían dicho sus hermanas. En un acto de proteger a Giyuu de un arranque de ira por parte de los tripulantes, se interpuso. Y eso fue suficiente para quedar inconsciente en el momento que vio brotar la sangre de su mejilla.
- Y en cuanto desperté, estaba en el hospital que maneja la familia de Giyuu... - dijo algo recaído -. No lo volví a ver después de que la guerra terminara, y cuando lo encontré en el bar donde trabaja Uzui... fue una sorpresa. Su vida cambió mucho sin mi. - una risita fue lo ultimo que se escucho al llegar a la vivienda de Giyuu.
- Mmm... pero, ¿eres feliz estando de nuevo con él? - pregunto suavemente, posando su mano en el hombro del joven que quería llorar. Kyojurou quería darle un abrazo pero el contrario se estaba alejando de puntillas. Sabito quería responder sin romper en llanto, pero cierta persona apareció tirándolo al suelo por un brusco abrazo.
- ¡G-Giyuu! - gritó el ojilavanda sintiéndose asfixiado.
- ¡Por fin llegaron! - se levanto contento, jalando al chico desplomado en el suelo para que se levantara.
- A-ah... - extendió el ramo de mimosas -. Las traje para ti.
Segundos se quedo quieto mirando al rubio, su cara se volvió sería pero con las mejillas rojas -. Gracias - tomando el ramo de las flores. hizo una reverencia -. ¿Te gusta el Salmon Daikon o el Soba? - ante esa pregunta se acerco sin miedo hasta quedar muy de frente al ojidorado.
"Su voz es tan suave que casi no la escucho"
- C-Creo que los dos están bien, puedo comer cualquier tipo de comida. ¡Incluso he ganado el récor de los 100 platos de Soba! - orgulloso le sonrió.
- ¿Enserio? Mitsuri también a ganado ese récord en Sa Yuri... creo que la has visto en las noticias ¿no?, la chica más fuerte y comelona de todo Japón. - el azabache comenzaba a sentirse tímido por lo que se alejaba para estar detrás de Sabito que intentaba tronar su cuello.
- ¡Sí, ella es asombrosa! ¡Al igual que Sabito!
- Uh... - los ojos de Giyuu se iluminaron al escuchar el nombre de Sabito -. ¡Sí, él es un gran nadador! ¡Deberías de verlo competir con las personas, él es tan rápido y elegante en él agua¡ ¡Como un delfín! - oh no... Sabito sentía que explotaría de vergüenza, pues sabia que Giyuu podía hablar de él durante horas.
...
Giyuu con los ojos bien abiertos había quedado sorprendido por como comía Kyojurou. El rubio gritaba que estaba sabroso, en cada mordisco. Era una lastima que Sabito se haya ido, de seguro se divertiría escuchando al joven Rengoku. Una sonrisa se formo en el rostro de Giyuu al verlo terminar el platillo -. ¿Te gusto?
- ¡Por su puesto, estuvo muy bueno!
- ¡Genial, las clases de cocina de Yui no fueron en vano! - alzo su puño en victoria.
- ¿Yui?
- Es una de las sirvientas de la casa. Hoy no están porque es su día libre - respondió la duda, tomando un sorbo a su té para aclarar su garganta -. Mis padres son grandes médicos que viajan mucho, así que desde niños, mi hermana y yo hemos estado con la compañía de los sirvientes y la familia de Sabito... bueno solo estuve hasta los trece con la compañía de Sabito y Makomo... después a los quince mi hermana se caso.
- Ya veo. - asentía ante todo lo que había dicho Giyuu - ¿Tus padres vienen a verte? - el pelinegro negó con la cabeza -. Uhm...
- Mis padres me mandan cartas, pero no me gusta responderles porque solo me hablan de su trabajo.
Vaya vida. Los ojos de Kyojurou miraban a una foto familiar que estaba en la chimenea; quería hacerle más preguntas pero sería demasiado hostigoso para el ojiazul.
Giyuu parecía inquieto, el silencio parecía querer permanecer, pues realmente ninguno de los dos hablo después de que Giyuu le contestara la duda a Kyojurou. En un momento en que solo podía escucharse las aves, el joven rubio se levanta para sujetar las manos del pelinegro que se asombraba por tal acto tierno (Kyojurou presionaba suavemente sus manos, mirándolo fijamente)... "Me gustaría salir contigo", fue lo que dijo antes de que su cara se pusiera roja y se hiciera bolita bajo la mesa, soltando las manos de Giyuu. El azabache con los ojos bien abiertos, bajo la cabeza para ver al ojidorado avergonzado. El joven Rengoku era tan tierno, con esa expresión tan graciosa, Giyuu solo pudo soltar un "sí." Aun que realmente su corazón se sentía alterado, no sabría que hacer, era tan, tan extraño. Quería negar rápidamente pero al ver esa sonrisa en Kyojurou, no podría negarse esta vez.
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Sentimental Letters || KyoGiyuu
Fanfiction"Cariño mío" Conocernos era parte de nuestro camino. "Nuestros sentimientos pueden llegar a quedar plasmados en una simple hoja de papel, aun que sea un pedazo roto de ello, aquello que conservamos como un tesoro es lo más preciado para uno". Qui...