Razon 6°: Odio su ároma

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13 de Marzo

Lista de las diez principales razones para no enamorarse de James Potter por Lia Browens.

1. Tiene la madurez de un niño.

2. El 99% de su cerebro solo piensa en bromas ( para los Slytherin)

3. Tiene el romanticismo de una marmota.

4. Le tiene pánico a las tormentas. (Nota: eso cuenta como una razón Lily, te guste o no)

5. Celoso. (En extremo)

6. Odio su aroma

La primera cosa que me dijo James cuando nos conocimos fue: Tienes los ojos igual de grandes que una lechuza.

Lo primero que le dije yo: Vete a la mierda, pelo de gallo.

Como insulto, había sido cutre y carente de imaginación pero había dado el resultado deseado. James se había ido del compartimento, enfadado.

Ahora, creo que aquellas palabras habían sido el primer -y único- cumplido que James Potter me había hecho en tantos años de amistad. Lo cual era bastante deprimente.

Con pesadez, me dejé caer, totalmente cansada y muerta de sueño, en la primera mesa libre que vi en Transformaciones. Normalmente no solía sentarme en la primera fila, eso incluía ser una posible victima de las preguntas de la directora McGonagall -que insistía en seguir dando clase incluso cuando no tenía que hacerlo- pero no tenía las fuerzas suficientes de sentarme junto a James. 

Todo había cambiado desde nuestra cita, tres días atrás. O así lo sentía yo. Nos lo habíamos pasado bien. Muy bien, si era completamente sincera, pero eso no era exactamente parte del problema. El problema era que James me había besado. 

Justo después de que visitáramos todo Hogsmade -literalmente arrasamos con los suministros de golosinas de Honeydukes-, y de que James lograra persuadirme para que le hiciéramos una pequeña broma a su hermana y a Scorpius, que también estaban en una cita -como casi todos los fines de semana-, entramos en la Sala Común aun riendo por los rostros enfadados de mi mejor amiga y su novio. Fred estaba allí, jugueteando con el Mapa del Merodeador, y en cuanto nos vio entrar por el agujero, salto sobre James y lo arrastro hacia el pasillo. Apenas cinco minutos después, justo cuando estaba por subir a mi cuarto a dejar todas mis golosinas, James entró en la Sala Común con una mirada de convicción, escalofriante. 

Y entonces fue cuando pasó. 

Cruzándome de brazos -y totalmente sonrojada- escondí mi cara en el hueco entre mis brazos, con la esperanza de que el frío de la mesa lograra bajar el ardor en mis mejillas. 

Aun era capaz de sentir los labios de James sobre los míos. Su suavidad. El calor abrasador. Y el sabor a cerveza de mantequilla. 

—¿Browens? ¿Estas bien?

Girando mi cabeza, miré a quien me hablaba. Frank Longbottom. Se me había olvidado por completo que compartíamos Transformaciones con Hufflepuf.

—Si... solo estoy un poco cansada.

—Y roja. Pareces un tomate.

Tomate. Ahora parezco un tomate. Y todo por culpa de James y su impulsividad. 

Frank movió la silla que se encontraba a mi lado y se sentó, dejando sus libros encima de la mesa junto a su varita. 

—¿Que habéis hecho hoy en Pociones?—le pregunté, mientras cogía su varita blanca y jugaba con ella entre mis dedos—.Los miércoles, los Hufflepuf compartís Pociones con Ravenclaw, ¿no?

10 Razones para NO EnamorarseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora