Capítulo 3 - Ricitos de Oro

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Para todos en el pueblo su valiosa cabellera la convierte en la persona más afortunada del mundo. Para ella también, aunque en ocasiones, desea tener el pelo de una persona común y corriente.

Hoy en "Detrás del cuento" Ricitos de Oro nos cuenta cómo es la vida de alguien que, en palabras de ella, "tuvo la mala suerte de haber nacido con suerte"

Periodista: —Ricitos, es un gusto conocerte

Ricitos: —El gusto es mío señor Periodista

P: — ¿Cómo estás?

R: —Muy muy muy contenta

P: —Wooow ¿Y por qué tan contenta?

R: —Porque ayer abrí mi nueva peluquería

P: — ¡Felicitaciones!

R: —Muchas gracias

P: —Imagino el costo de volver a empezar con la peluquería

R: —Si, me costó volver a tener un buen ánimo. Me puso muy triste cuando se incendió, y me enojé mucho cuando la compañía de seguros se negó a pagar

P: — ¿Se negó a pagar? ¿Con qué excusa?

R: —Me dijeron que no cubrían incendios que se den en noches de luna menguante. Estaba escrito en el contrato, en letra pequeña

P: — ¿Luna menguante? Pero que estafadores

R: —Es imposible ganarles a este tipo de empresas. En fin, quería aprovechar el gran público que te lee para dejar en claro dos cosas

P: —Perfecto, te escucho

R: —Primero y principal quiero que todos, absolutamente todos, y cuando digo todos me refiero a todos en el pueblo. De la primera hasta la última casa

P: —A todos

R: —Sí, a todos

P: — ¿Qué queres decirles a todos?

R: —Que de ahora en más, todos los cortes de cabello y demás servicios de belleza capilar que brindamos en mi peluquería sólo se harán a cambio de DINERO.¿Puede poner DINERO en mayúscula?

P: —Si si

R: —Gracias

P: — ¿Por qué es necesario que aclares esto? Me parece un poco obvio

R: —Por más loco que suene, es algo mucho muy importante

P: — ¿Por qué?

R: —Todos en el pueblo creen que porque mi pelo es de oro no lo necesito.

P: — ¿Y no tienen razón?

R: —En parte sí. Pero no tienen en cuenta algo mucho muy importante

P: — ¿Qué cosa?

R: —Lo que yo quiero.

P: —Wow...No lo había pensado de ese modo.

R: —Por ejemplo, el señor Gepetto me ha pagado muchas muchísimas veces con títeres, lo peor es que los hace igual a Pinocho. Tengo títeres iguales a Pinocho por toda mi casa, no sé qué hacer con ellos. ¿Sabe lo que es caminar por mi casa y sentir que Pinocho observa cada movimiento que hago? Ay...ya me da escalofríos con sólo volver a pensar en eso

P: —Qué aterrador. ¿Y alguien más te paga de manera tan peculiar?

R: —Cenicienta tiene una costumbre muy molesta. Cada vez que se le termina de cortar el pelo o de hacer algún tratamiento, se levanta y se va corriendo, se escapa de la peluquería.

P: — ¿No te paga con nada?

R: —Siempre deja un zapato en el camino y dentro una notita que dice "gracias". Ya lo hizo catorce veces, y en todas me ha dejado zapatos distintos. Tengo catorce zapatos nuevos y no puedo usar ninguno.

P: — ¿Y nunca la han podido atrapar antes de que escape?

R: —Es muy rápida y escurridiza. Además, por si no lo sabía, es la campeona en los 100 metros lisos de las famosas Olimpiadas "Había una vez". Para que se dé una idea de lo rápida que es.

P: —Bien. ¿Y por qué la dejaste pasar a tu local tantas veces?

R: —Siempre tuve la esperanza de que me dejara alguno de los zapatos que me falta para tener al menos un par.

P: —Pero al parecer te cansaste de esperar

R: —Estás en lo cierto. De ahora en más, no atenderemos a nadie sin que antes pague con DINERO por el servicio que se le brindará.

P: —Me parece perfecto.

R: —A mí también me parece mucho muy perfecto

P: — ¿Y qué otra cosa querías aclarar?

R: —Últimamente los rumores acerca de los ingredientes que utilizo para fabricar mis champús y demás productos han estado invadiendo mi vida.

P: — ¿Qué dicen los rumores?

R: —Eso no importa. Lo que importa es que son falsos.

P: —Ok ok. Algo que sí parece que es verdad es su calidad ¿Cierto?

Ricitos: —Eso es mucho muy cierto señor Periodista. La calidad de mis productos es inigualable. Permítame contarle algo. Como puede ver, mi pelo es hermoso. Es brillante y sedoso, pero hace mucho tiempo no era así. Al ser de oro, mis rizos eran imposibles de tratar. Vivía despeinada, mi cabello era tan o más duro que cualquier alambre, ningún producto funcionaba, así que tuve que hacerme cargo yo. Entonces durante años experimenté con diferentes ingredientes hasta que logré encontrar el indicado y crear el champú y el acondicionador definitivo. No vas a encontrar un mejor champú o acondicionador y es por eso que es el más vendido en el pueblo.

P: —Es cierto, lo dicen todos en el pueblo

R: —Es mucho muy cierto

P: —Cambiando de tema. ¿Qué opinas de los rumores que envuelven al Lobo?

R: —Mire le voy a decir una cosa. A mí no me gusta opinar sobre la vida de los demás, me parece algo desagradable

P: —Entiendo ¿Y pudiste leer la carta que me envió El Leñador? La publiqué en mi blog

R: —Si, ayer la leí

P: — ¿Y qué opinas?

R: —Me parece un viejo chusma y vago. Nunca lo vi trabajar.

P: —Al parecer te cae mal

R: —Bueno señor Periodista, lamento decirle que tengo que irme a trabajar. La peluquería no se atiende sola. Gracias por brindarme este espacio.

Sin darme tiempo a hacer ninguna otra pregunta, Ricitos se despidió y se retiró rápidamente, actitud que solo me alienta a averiguar qué hay detrás de todo este cuento.

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