Detrás del cuento

Capítulo 5 - Blancanieves

Hola a todos ¿Cómo están? Espero que bien, yo si lo estoy. ¿Recuerdan que les había comentado que me habían llegado muchas cartas? Bueno, creo que ha llegado el momento de que les enseñé una de las más interesantes.

Resulta que Caperucita ha encontrado una aliada muy fuerte. Una aliada que no cree en ninguna de las palabras que ha dicho el señor Leoncio. ¿Quieren que les diga de quién estoy hablando? Ok ok, no se desesperen, mejor les dejo la carta:

El Bosque, 19 de Agosto de 2020

Hola señor Periodista, le escribo para comunicarle mi descontento con la situación que está viviendo la pobre Caperucita. Mire, por si no lo sabía yo no soy conocida solo como "Blancanieves" sino que también mucha gente ha comenzado a llamarme "Súper Blancanieves, la defensora de los débiles" o también "Súper Blancanieves, la justiciera del pueblo" y la verdad es que tengo intenciones de mantener tal apodo porque me llena de orgullo.

Quizás usted se pregunte por qué estoy del lado de Caperucita, por qué estoy tan segura de su inocencia. La verdad es que por el momento no tengo evidencias que prueben que mi amiga no haya cometido el delito, pero lo que sí tengo es un testigo que puede asegurar que Caperucita no es esa niña malvada que el señor Leoncio intenta hacernos creer ¿Y quién es ese testigo? Yo. Yo soy la prueba de que Caperucita no es la mala de esta historia.

Cómo sabrá es de público conocimiento mi enemistad con la Reina Malvada, pero hay una historia que solo la gente de este pueblo conoce. Como usted es un recién llegado entiendo que no la conozca, pero no se preocupe, yo me encargaré de contársela ¿Qué mejor que la protagonista para hacerlo?

Hace unos dos años, en la feria de la plaza, yo me encontraba degustando los excelentes platos que allí me ofrecían. Probé la riquísima madera comestible del señor Gepetto, la famosa sopa de múltiples temperaturas de la familia Oso y muchas otras cosas más.

En eso que probaba y probaba deliciosas comidas, llegué a un puesto de manzanas. Lo atendía una señora muy amable, que después de saludar cortésmente, me ofreció una manzana. La verdad es que yo no tenía intenciones de seguir comiendo, pero la señora no solo insistió en que lo hiciera, sino que además me dijo que era gratis, que me la regalaba. Así que no pude resistirme, tenía que aprovechar la oportunidad, no todos los días te regalan algo, y no quería ser maleducada y rechazar a la tan amable señora. Cuestión que me dispuse a morderla, pero... ¡No va a creer lo que sucedió!

Segundos antes de dar el primer bocado apareció ella, si, Caperucita Roja. Me gritó eufórica que aguarde, que no muerda esa manzana. Su apariencia me preocupó. Estaba pálida y corría desesperadamente hacia mí, entonces, supe que algo andaba mal y decidí no morder la manzana. Cuando llegó a mí, me contó que se encontraba caminando felizmente cuando de casualidad me vio con la manzana en la mano y que el rojo de esta le había llamado excesivamente la atención. Dijo que no era un rojo común, que era extraño, peculiar, con un brillo no tan fuerte como el de otras manzanas, y fue eso lo que la preocupó y lo que la hizo correr como lo había hecho.

Todos sabemos que ella es experta en manzanas, incluso tiene un doctorado en ciencias manzanescas así que sus sospechas también me preocuparon y solté asustada aquella manzana.

Cape la tomó y con su detector de venenos en manzanas de emergencia, que llevaba en su bolsillo, analizó la fruta. No le sorprenderá que le diga que Cape descubrió que esa manzana estaba envenenada. Tenía una poción para dormir, la famosa "Dormitol".

Así es como Caperucita salvó mi vida, y esa es la razón por la cual hoy en día me encuentro luchando contra el mal. Es gracias a mí, que el Príncipe Azul está detrás de las rejas, es gracias a mí, que Rapunzel logró bajar de la torre y será gracias a mí, que sabremos la verdad sobre lo sucedido con Cape y el Lobo.

Bueno señores y señoras, esta carta me dejo pensando. Al parecer encontré una competidora así que trataré de llegar a la verdad lo más rápido posible. Creo que no es necesario que les diga quien será la próxima persona que entrevistaré, solo puedo decirles que me esperen. Hasta pronto mis queridos lectores.