INTRODUCCION

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Nada es bueno o malo, sino que el pensamiento lo hace así. “— William Shakespeare

¿Alguna vez has sentido ese pequeño palpitar, que aumenta segundo a segundo y te hace pensar que tu corazón va a salir de tu pecho sin que te des cuenta? Y si eso fuera poco, el aire empieza a faltarte, logrando así que todos a tu alrededor te vean de forma extraña, lo que empeora el asunto. Con el tiempo, la falta de oxígeno produce intensos mareos en los que solo piensas en intentar caminar o correr lejos de ellos y de todo, pero algo te lo impide y finalmente termina en un desmayo o, en casos peores, convulsiones.

Mientras otros experimentan algunos de estos síntomas y lo describen como nerviosismo, otros ni siquiera los experimentan. Personas como yo, en cambio, sufrimos constantemente de ellos de una forma que nadie debería tener que pasar, porque llegan a tal punto que arruinan tu vida y hacen que pienses en el suicidio. Existen muchas personas que superan esta enfermedad y pueden vivir una vida normal, pero lamentablemente eso no es mi caso.

Las personas pueden ser tan insensibles que piensan que es divertido, hasta que te ven en el suelo convulsionando, sin saber qué hacer. A veces, hay casos aún peores en los que hay personas tan crueles que ni eso detiene sus constantes burlas y bromas. Muchos piensan que esto viene desde el nacimiento, creado por los estándares que se esperan de ti. Pero no, no nacemos con esto; es algo que sucede por la forma en que los demás te observan, juzgan y se burlan de ti. Esta enfermedad no es algo nuevo y no tiene que ver con el concepto de 'generación de cristal'. Yo misma, por ejemplo, era feliz hasta cierto punto, pero mi vida cambió y ahora no puedo soportar mirar a los ojos a mis padres. Mi vida es esta y estoy haciendo lo imposible para seguir viviéndola.

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