Timoteo 3:13

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"Pero los hombres malos e impostores irán de mal en peor, engañando y siendo engañados".- Timoteo 3:13


El libro se estrelló con fuerza contra la pared, provocando un estruendo que resonó en toda la habitación. ¿Por qué todo tenía que pasar ahí? Las cosas estaban tensas, Tweek estaban lanzando todo lo que había ahí contra Craig el cual solo podía cubrirse o esquivar los proyectiles.

-¡Meses, Craig! ¡Fingiendo esta mierda para que ese cabrón apareciera y le coquetearas tan descaradamente! ¡¿No se supone que debes ser casto?! ¡¿Acaso te acuestas con el primero que se te insinúa?!- Gritaba mientras seguía arrojando lo primero que veía.

-¡Detente, Tweek! ¡No sé de que estás hablando!- Argumentó mientras esquivaba lo que podía. 

¿Qué hizo para poner al rubio así?


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Un nuevo chico se aparecía en el pueblo de South Park; resulta que el joven 'intruso' era un primo de alguna familia. Las misas parecían la mayor tortura de Tweek, tenía que mantenerse parado, usando la túnica correspondiente, frente a todos. Las primeras misas fuero un suplicio para el ojiazul, temblaba mucho, incluso volvían sus tics, pero cuando la misa terminaba, ahí estaba Craig, abrazándolo para calmarlo, claro que luego de que Tweek saliera de su papel paranoico, ya que pensaba que todos sabía que era una farsa su papel como 'aprendiz'; ambos terminaban en alguna habitación o incluso en el suelo, sudados, cansados, pero sonrientes, abrazándose luego de haber echo "quien sabe qué".

Ese día había sido el mejor para Tweek desde que llegó a South Park. Había convencido a sus padres de que sería el próximo Pastor de South Park, por ello iba a prolongar su estadía, claro que ellos quedaron fascinados con la idea. 

Llegó a la misma hora de siempre al religioso recinto, entró por la parte de atrás, donde había una puerta de fácil acceso. Ya estando dentro, se puso su respectiva ropa, comenzando a buscar a Craig por todos lados, ese día no estaba en su oficina como siempre, pero al final lo encontró sentando en un espacio del jardín, estaba comenzado a nevar, por lo que el jardín tenía pequeñas zonas blanquecinas por los pequeños montones de nieve . Tweek solo observaba al pensativo Pastor sentado, la nieve caía, atrapándose en su negro cabezo, alguno que otro sobre sus hombres y piernas. ¿No tenía frío? 

Estuvo unos minutos mirándolo en silencio. 

No era secreto para él que estaba absolutamente enamorado del azabache, desde que lo vio le atrajo, sus encuentros sexuales en un inicio eran pura pasión, pero con el tiempo, Craig no era tan rudo, incluso se tomaban su tiempo, toques traviesos, juegos, pero nunca hubo besos de por medio, nunca le había preguntado al moreno porqué no lo besaba.

Decidió interrumpir a su amado cuando este soltó un quejido y tomó su cabeza entre sus manos, como un signo de desesperación. Si Craig podía calmarlo, él también podía hacerlo. Caminó silenciosamente hasta el azabache, de forma rápida, se sentó en su regazo, tomando su manos para colocarlas en su torso, ambos quedando de frente, un abrazo sin segundas intenciones. Tweek tomó la cabeza del sorprendido Pastor y la recargó en su pecho, respirando tranquilo. Craig podía oír los latidos del menor, cuando vio que Tweek no iba con intenciones de arrancarle o arrancarse la ropa, lo atrajo más hacia él, no podía dejar de soltar suspiros, estaba angustiado, confundido. Ninguno supo cuanto tiempo se quedaron abrazados bajo los finos copos de nieve que caían lentamente. 

CATAMITE // CreekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora