Esposo Sin Memoria

Capítulo 33. Un Pueblo Sacrificado

Ciertamente, Shu Liangbi no podía saber que Yun Biechen, que se suponía que debía estar acostado en la cama, había sido 'secuestrado' por Jun Lizhong durante mucho tiempo.

Era profundo por la noche. Cuando los dos llegaron al pueblo en la periferia de la Ciudad del Tambor de Bronce, todo el pueblo estaba en silencio como si no hubiera habitantes. Ni siquiera había ladridos de perros.

Jun Lizhong dijo: "La gente de mi Casa perdió el rastro del caníbal aquí mismo".

Yun Biechen, débil por el frío, se apoyó contra la pared, un poco mareado, "¿No esta el caníbal quemado hasta morir en el fuego?"

"Si muriera tan fácilmente, Luo Li no estaría tan preocupado".

Cuando comenzó el motín, había personas de la Casa en el barco que habían tomado medidas de precaución para poder rastrear al caníbal en tan poco tiempo.

Jun Lizhong miró a su alrededor durante un rato. En la oscuridad total, no se podía ver nada con claridad. Reflexionó un rato y dijo en voz baja: “Vayamos por caminos separados, tú hacia el este y yo hacia el oeste. Al amanecer, nos encontramos aquí ".

Yun Biechen asintió y los dos volaron en direcciones respectivas.

El centro de la ciudad no era rico ni próspero, y esta aldea no era más que una tierra estéril con chozas de hierba esparcidas al pie de la montaña. Tomó un largo paseo antes de ver una casa.

Yun Biechen caminó hasta un patio. La valla parecía haber sido pisoteada y la puerta de la cabaña estaba abierta. Mientras soplaba el viento, la puerta de madera crujió para ser arrojada contra la pared de tierra y luego rebotó hasta la mitad del cierre. Contra la noche silenciosa, el sonido era especialmente espeluznante.

Debido a la oscuridad, no se podía saber el color de la 'mancha de agua' que fluía por la puerta y llegaba hasta el pozo en el patio, pero en el aire quedaba un fuerte olor a sangre. No era difícil imaginar lo que había sucedido dentro de la cabaña.

Yun Biechen saltó la pared de tierra hacia adentro, casi pisando el cuerpo del bebé en la esquina.

El bebé, como mucho, de dos meses de edad, apenas tenía pelo, y solo le quedaba la mitad del cuerpo, faltando la parte inferior.

Yun Biechen se puso de pie y lo miró fijamente durante un rato, luego se inclinó para recoger el pañal manchado de sangre que estaba junto al bebé y lo cubrió antes de dirigirse hacia el interior de la cabaña.

Supuestamente, debería haber perros para protegerse contra el robo en todos los hogares de dicha aldea. Yun Biechen no escuchó ladridos y no dudaba que los perros también fueran asesinados.

La mancha en el patio era de sangre como se esperaba y aún no se había secado. Parecía que la tragedia había tenido lugar no hace mucho. Yun Biechen respiró hondo y lentamente abrió la puerta.

Un cadáver de mujer colgaba boca abajo en la viga de la habitación, su largo cabello caía al suelo, los ojos en forma de cuchara, los labios cortados, rasgos aparentemente molidos por algo que ahora eran tan suaves como la superficie de un espejo.

La mujer estaba colgada de la viga por el cuello con una cuerda, su cuerpo se balanceaba levemente, los pies llenos de sangre.

El suelo detrás de ella ya se convirtió en un mar de sangre. Las gotas residuales de las extremidades deben pertenecer al anfitrión masculino de esta familia.

Debajo de la cama, había una cabeza, los ojos vacíos del hombre mirando fijamente en dirección a la puerta. 

Yun Biechen supuso que debería ser una familia de tres que se habían ido al infierno antes de saber lo que había estado sucediendo.