Primera lluvia, grandes gotas

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Poco podía sentir la lluvia caer sobre él, mientras el cálido cielo nocturno golpeaba sus pensamientos. El gran intelecto del esqueleto le hizo pensar como era posible sentirlo sin siquiera haber tocado su guitarra.
Luego de caminar él y sus pensamientos, decidió entrar en el bar de Barley, uno de sus mejores amigos. Él cada tanto iba allí y conversaba con el robot. Aquel momento no fue la excepción. El lugar estaba vacío y Barley estaba lavando las tazas que los clientes usaron durante el día. 

Barley: No quieres una cerveza, ¿cierto?

Poco: No. Ya he dicho muchas veces que no bebo esas cosas. Prefiero un vaso de agua.

Barley: Como gustes.

Poco se sentía melancólico sin saber por qué. Éste miraba su vaso vacío en su mano desde que se sentó.

Poco: Barley... ¿Viste la lluvia?
Dijo el mariachi, con una expresión seria en su rostro huesudo.

Barley: Si, obvio que la vi.

Poco: No... no me refiero solamente si la viste. Tu... ¿estas completamente seguro que aquella lluvia está allá? ¿Estas seguro de que es real?

Barley: Agh... escucha, Poco... te conozco desde hace muchos años. No creas que no comprendo las etapas por las que pasas, pero creo que aquella filosofía que tienes te está dañando.

Poco: Ya lo se, Barley. Pero sigues sin entender que no soy yo el que la genera. Lo hace el do, el re, el mi. Yo lo sé... me lo dicen las notas musicales... me lo susurra la lluvia.

Barley: Te entiendo mas de lo que puedas llegar a creer, pero deberías preocuparte por otras cosas. Se mas extrovertido, se mas normal. Te estas afectando a ti mismo.

De repente, alguien abre la puerta. Era Piper. Ésta cubría su rosto con su paraguas rosado, el cual llevaba a todos lados. La chica caminó lentamente hacia los demás y se sentó junto a Poco.

Piper: Hola, chicos. ¿Me sirves uno de tus licuados de fruta, Barley?

Barley: A la orden.

Poco no quería seguir hablando sobre el tema en frente de Piper, por lo que se limitó a beber su vaso de agua cabizbajo.

Piper: Buenas tardes, Poco. ¿Qué haz estado haciendo? ¿Planeas tocar mañana aquí mismo? Recuerda que vendrán muchas personas.

Poco: Hola. No... creo que descansaré todo el día. Estoy bastante agotado.

Piper: ¿Por qué? ¿Has estado trabajando?

Poco mintió respondiendo que si. Él realmente quería estar escondido un rato del mundo.
De repente, éste tomó su guitarra y empezó a tocar notas aleatorias, convirtiéndolas es una canción. Ésta era lenta y tranquila.
Piper veía como Poco cerraba los ojos y sentía cada uno de los movimientos de sus dedos y cada sonido de las cuerdas.
El mariachi se sintió en un mundo diferente, mas allá del sol, mas allá de las plantas, mas allá del nirvana. Éste sentía como giraba en la existencia, como rotaba alrededor de la vida y la muerte. El podía sentir todo... podía sentir el poder de la música.
De pronto... Poco tocó una última cuerda, la cual hizo que saliera de ella una luz que alumbró el bar entero por un cuarto de segundo. El esqueleto dejó soltar una lágrima, seguido por Piper y Barley. Sin embargo, éstos dos últimos no sabían por que lo hicieron. Fué como una acción involuntaria.

Poco saludó a sus compañeros y se retiró del lugar.
Piper se quedó atónita por varios minutos. Ésta sintió algo que nunca había sentido antes. Empezó a sentirse así desde que aquella explosión de luz hizo contacto con ella.
Piper se sentía triste, pero también feliz, asustada, enojada y enamorada. Todo por el simple hecho de tener que sentir. 

Poco X Piper - Notas lluviosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora